200 años de futuro

Autonomía y libertad de pensamiento para el desarrollo de conocimiento

La Universidad de Buenos Aires, que el 12 de agosto cumple sus primeros 200 años de vida, es una de las instituciones educativas más reconocidas en América Latina. Su modelo de gratuidad, masividad, excelencia académica y científica la consagran con características únicas en el mundo. Algunos principios y valores, en tanto pilares de gestión y conformación, hacen de la UBA una institución de enseñanza autónoma y co-gobernada con libertad de pensamiento, espíritu crítico y compromiso social tanto en sus aulas, laboratorios, pasillos como fuera de ella.

La Universidad de Buenos Aires, que el 12 de agosto cumple sus primeros 200 años de vida, es una de las instituciones educativas más reconocidas en América Latina. Su modelo de gratuidad, masividad, excelencia académica y científica la consagran con características únicas en el mundo. Algunos principios y valores, en tanto pilares de gestión y conformación, hacen de la UBA una institución de enseñanza autónoma y co-gobernada con libertad de pensamiento, espíritu crítico y compromiso social tanto en sus aulas, laboratorios, pasillos como fuera de ella.


Los orígenes de la enseñanza de un país

En la etapa colonial durante varios años la comunidad porteña intentó concretar el anhelo de fundar una casa de altos estudios para la formación educativa de un sector de la sociedad. Finalmente, el 9 de agosto de 1821 se creó por decreto del gobierno de la Provincia la Universidad de Buenos Aires. Que formalmente se inauguró en la Iglesia de San Ignacio de Loyola ubicada en la Manzana de las Luces sobre la calle Bolívar 225 el día 12 de ese mismo mes.

Por ese entonces la sociedad porteña estaba conformada por una comunidad de comerciantes, militares, navegantes y funcionarios, quienes fomentaron la creación de organismos educativos que pudiesen resolver algunas cuestiones prácticas. Así la nueva Universidad, para brindar una alternativa a quienes buscaban educación universitaria en Córdoba, Lima, Chuquisaca o Europa, adquirió una organización a través de departamentos en lugar de la clásica división en facultades (propia de las universidades desde los tiempos medievales). La componían los departamentos de Primeras Letras, de Estudios Preparatorios, Ciencias Exactas, Medicina, Jurisprudencia y Ciencias Sagradas. La institución no estaría consagrada solamente a la educación superior sino que se trataba de un organismo destinado a administrar el sistema educativo en su conjunto.

Así, según sus propios relevamientos históricos la UBA nació con una impronta distinta a la de la Universidad de Córdoba, fundada sobre un modelo de universidad escolástica, desde sus inicios tuvo un sello más “utilitarista” y “profesionalista”. Los primeros cinco rectores que rigieron la Universidad hasta la caída de Juan Manuel de Rosas en 1852 fueron sacerdotes; Antonio Saénz, José Valentín Gómez, Santiago Figueredo, Paulino Gari y Miguel García; tradición que se terminó a partir de junio de 1852 con el nombramiento de Francisco Pico.

Poco tiempo después de su creación el foco estuvo puesto en los Departamentos de Primeras Letras y de Estudios Preparatorios, el de Ciencias Sagradas, por ejemplo, no pudo comenzar su funcionamiento por no tener ningún inscripto.

Los primeros años de vida fueron particularmente complejos. La Universidad no estuvo al margen ni de conflictos políticos que atravesaron la provincia durante toda la primera mitad del siglo XIX, como la reducción de presupuesto, ni de los límites para desvincularla por completo de un molde implementado por las tradiciones religiosas.

Estadísticas que para nuestra actualidad parecen ínfimas, durante las décadas centrales del siglo XIX la UBA cumplió un papel central en la socialización de las elites porteñas. Por ejemplo, entre 1831 y 1837 se graduaron entre 11 y 12 estudiantes en el departamento de jurisprudencia, 18 en 1850 y 17 dos años después. 11 estudiantes entre 1838 y 1852 se graduaron de medicina. Y el rol central de la Universidad para la vida política se dio con la formación de futuros dirigentes políticos para la organización constitucional, la administración pública y la conformación del Estado Nacional.

En 1865 se elaboró un reglamento universitario para establecer que fuera gobernada por un Consejo de catedráticos presidido por un Rector, y años después un proyecto de ley orgánica contempló a los concursos como mecanismo para la selección de profesores. Así la Universidad asumió el control de la expedición de los títulos profesionales y pronto se transformó en una federación de facultades de Humanidades y Filosofía, de Ciencias Médicas, de Derecho y Ciencias Sociales, de Matemática y de Ciencias Físico-Naturales. De esta forma, quedaron sentadas las bases para el proceso de modernización de la universidad.

 

En 1918 las bases de la Reforma Universitaria, que establecieron la autonomía, la libertad de cátedra, el cogobierno de docentes y estudiantes, los concursos por antecedentes académicos, la modernización y actualización científica, fue otra de las piedras fundacionales para consolidarla en el contexto de una democracia moderna.

 

Parte de la memoria de la UBA físicamente está ubicada en el Archivo Histórico «Presbítero Antonio Sáenz», ubicado en el subsuelo de Pte. J. E. Uriburu 950. El acervo documental va desde su creación en el año 1821 hasta 1950.

En 2011 se creó el Programa Historia y Memoria de la Universidad de Buenos Aires con la idea de generar un espacio de reflexión sobre la comunidad universitaria, teniendo en cuenta su trayectoria como institución, su presente, su futuro y la trascendencia de la UBA en la vida intelectual, científica, social y política de nuestro país Argentina.

La coordinación de diversas acciones estuvo a cargo del Historiador y Profesor Pablo Buchbinder para quien la Universidad de Buenos Aires es “una institución que ha desempeñado un papel fundamental en el desarrollo cultural, científico, profesional y en la formación de los sectores dirigentes de la Argentina”.

Otros tantos momentos, recuerdos y logros están guardados en la memoria viva de miles de graduados, graduadas, docentes, nodocentes y estudiantes.

Años sombríos para la Universidad

El 29 de julio de 1966 en el contexto del gobierno de facto de Juan Carlos Onganía autoproclamado “Revolución Argentina”, que derrocó al gobierno democrático del Presidente Arturo Illia, se firmó un Decreto Ley 16.192 para suprimir la autonomía de las universidades nacionales. En el marco de una Asamblea Universitaria con autoridades, docentes, estudiantes, pocas horas después muchos docentes resolverían anunciar la renuncia a sus cargos.

Esa misma tarde del 29 de julio el Rector de la UBA, Ing. Hilario Fernández Long, rechazó las nuevas disposiciones. Él y su equipo de asesores presentaron sus renuncias. En señal de repudio a la medida, en cinco sedes universitarias -las Facultades de Ciencias Exactas y Naturales, Arquitectura, Ingeniería, Filosofía y Letras y Medicina- estudiantes y docentes decidieron tomar los edificios.

La noche de ese mismo 29 de julio, que pasaría a la historia como La Noche de los Bastones Lagos, el Gobierno militar de Juan Carlos Onganía resolvió el desalojo de los edificios con la violencia de las fuerzas de Infantería de la Policía Federal en los edificios de las Facultades. A los pocos días cerca 1.300 docentes de la UBA habían presentado la renuncia a sus cargos en la Universidad de Buenos Aires.

Casi medio siglo después de haberse implementado la Reforma Universitaria, la intervención de las universidades públicas las cargó de oscurantismo científico y cultural.

En 1976, al igual que en el resto de nuestro país, la persecución de “factores ideológicos” por el autodenominado Proceso de Reorganización Nacional se tradujo en cesantías masivas de docentes y nodocentes, expulsiones de estudiantes y finalmente en el secuestro y desaparición de integrantes de la comunidad académica y estudiantil (según el informe de la Conadep un 21% fueron estudiantes y un 3,7% docentes).

En definitiva la intervención del régimen cívico-militar se aplicó sobre los contenidos de la enseñanza, desde el punto de vista ideológico y político al suprimir la libertad de cátedra con designaciones discrecionales y arbitrarias, con el cupo de acceso a ciertas carreras, con la implementación de aranceles, con la presencia de personal policial o con las requisas de agentes de inteligencia. Según los datos históricos de la UBA durante 1977 el ingreso se redujo al 59% en relación a la inscripción de 1976.

La UBA en números 

320.000

Estudiantes 

05

Premios Nobel 

17

Presidentes de la Argentina

13

Facultades 

06

Secundarios 

05

Hospitales públicos 

200

Años de estudio 

Más de 100 carreras de gradoy 500 de posgrado 

Otros aires con la vuelta a la Democracia

En el mes de diciembre de 1983 con la recuperación de la democracia comenzó una nueva etapa en la historia de todas las universidades e instituciones de educación superior. Este momento de transición hacia una normalización en las designaciones docentes, libertad de cátedra, elecciones de Rectores y Consejos Superiores y Directivos se consolidó a partir de la implementación de un programa durante el gobierno del presidente Raúl Alfonsín.

En la Universidad de Buenos Aires con la designación del Dr. Francisco Delich se reinstalaron los estatutos vigentes hasta la ruptura institucional de 1966. Y en 1986 con la realización de la Asamblea Universitaria, integrada por representantes de los claustros de estudiantes, graduados y profesores se eligió como Rector a Oscar Shuberoff (quien sería reelecto en tres oportunidades).

La política universitaria iniciada durante esos años tuvo algunos ejes fundamentales: impulsar la reincorporación de docentes cesanteados u obligados a renunciar por cuestiones políticas e ideológicas (impugnando los concursos sustanciados entre 1976 y 1983), implementar los concursos a nuevos cargos docentes, convocar a elecciones de diferentes claustros, terminar con las políticas de persecución y control ideológico sobre miembros de la comunidad universitaria y eliminar las restricciones de ingreso a la Universidad (suprimiendo aranceles y exámenes de ingreso; que en el caso de la UBA se dió en 1985 con la creación del Ciclo Básico Común).

La apertura a un ingreso directo generó un crecimiento acelerado en la matrícula universitaria; el número de nuevos inscriptos en 1982 había superado apenas los 13 mil estudiantes, mientras que en 1987 alcanzó casi los 47 mil. La matrícula de 1992 llegó a los 170 mil estudiantes.

Las innovaciones institucionales en estos primeros años de transición democrática no tardaron en llegar:

• Las carreras comenzaron a reorganizar sus Planes de Estudios


• Se sumaron centros regionales universitarios fuera de la Ciudad de Buenos Aires como Avellaneda y San Isidro (con el objetivo de descentralizar y regionalizar la oferta educativa); una decisión de política institucional que continuó con la creación de muchas otras sedes en diferentes localidades del Gran Buenos Aires como Escobar, Saladillo, Tigre, San Miguel o Partido de la Costa.


• Se creó el Programa de Educación a Distancia UBA XXI.


• Se crearon nuevas carreras de grado como las de Diseño Industrial, Diseño Gráfico, Diseño de Indumentaria y Textil, Diseño de Imagen y sonido en la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo o la de Edición en Filosofía y Letras.


• Se construyeron y constituyeron nuevas sedes; como los casos de la Facultad de Psicología (1985) cuya carrera desde 1957 funcionaba de manera independiente; la fundación de la Facultad de Ciencias Sociales (1988) para incluir las carreras ya existentes de Relaciones del Trabajo, Trabajo Social, y las recientemente creadas como Ciencias de la Comunicación y Ciencia Política; se inauguró el nuevo edificio de la Facultad de Filosofía y Letras en la calle Puán del barrio de Caballito; se creó el Centro Universitario Devoto y su Programa UBA XXII (destinado al desarrollo de estudios de grado en unidades carcelarias) y la inauguración del Centro Cultural Ricardo Rojas como espacio de revitalización de la extensión universitaria y la gestación cultural de la Ciudad de Buenos Aires.


• Se recuperó la actividad científica con el incremento del número de dedicaciones exclusivas docentes y con la creación del Programa UBACyT (1986) destinado a otorgar subsidios para investigación científica y becas orientadas a la formación de futuros investigadores.


• Se creó la Dirección de Convenios y Transferencia de Tecnología para canalizar la transferencia de conocimientos y las innovaciones científicas y tecnológicas.


• Junto a la Unión Industrial Argentina, la Confederación General de la Industria, el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires se creó la empresa UBATEC (1991) dedicada a la prestación de asistencia técnica, administración de fondos para la investigación, fomento de emprendimientos de base tecnológica, y gestión de proyectos y programas orientados al desarrollo productivo.


• A partir del 2000 se crearon más escuelas medias como la Escuela de Educación Técnico Profesional en Producción Agropecuaria y Agroalimentaria, Escuela de Educación Técnica de Villa Lugano y el colegio pre universitario de Escobar Dr. Ramon Cereijo.

Las cuestiones presupuestarias para la Universidad no fueron sencillas tampoco durante los años de regreso democrático. La necesidad de fondos para solventar el incremento del plantel docente y de nodocentes (para formar y administrar el crecimiento de la matrícula estudiantil), el mantenimiento de los edilicios y la adquisición de nuevo equipamiento no se correspondió con el descenso del aporte fiscal a las casas de altos estudios. La disminución de salarios se tradujo en un aumento de la conflictividad laboral en el ámbito universitario.

En la presidencia de Carlos S. Menem, en la década del noventa, la sanción de la Ley 24.521 de Educación Superior permitía a las universidades con más de 50 mil estudiantes implementar un sistema de ingreso con aranceles. La UBA se opuso y solicitó ante la Justicia la inconstitucionalidad de varios de sus artículos al sostener que vulneraban su principio de autonomía y afectaban la gratuidad de la enseñanza pública.

Durante esos años las políticas de ajuste al presupuesto educativo se tradujeron en graves dificultades presupuestarias. Las manifestaciones de la comunidad universitaria en defensa del sostén de la educación pública se hicieron sentir a través de marchas y movilizaciones significativamente entre 1999 y 2001.

Los años posteriores a la crisis política y económica del 2001, con los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner poco a poco recompusieron y estabilizaron el presupuesto universitario para que la Universidad de Buenos Aires continúe desempeñando su papel fundamental en la vida pública de la Argentina.

… el número de nuevos inscriptos en 1982 había superado apenas los 13 mil estudiantes, mientras que en 1987 alcanzó casi los 47 mil. La matrícula de 1992 llegó a los 170 mil estudiantes.

Mujeres pioneras en la UBA

Desde finales del siglo XIX y principios del XX la inserción de las mujeres en la vida universitaria muestra la hostilidad de un contexto histórico centrado en figuras masculinas. Y un rasgo distintivo en estas mujeres fue el de llevar adelante, no solo su profesión sino la defensa persistente al derecho de libre pensamiento.

Por esos años, la medicina fue una de las carreras principalmente elegidas. En 1885 la primera graduada de la carrera de Farmacia fue Elida Passo, luego de graduarse comenzó a estudiar la carrera de Doctorado en Medicina (aunque no terminó al fallecer de tuberculosis). En 1889 la primera mujer en terminar el Doctorado en Medicina fue Cecilia Grierson, quien fundó la primera Escuela de Enfermeras en el país, la Sociedad Argentina de Primeros Auxilios.

Elvira Rawson fue la segunda médica diplomada en 1892 quien durante la Revolución del Parque junto a otros compañeros implementó un hospital de campaña para atender a los heridos. Julieta Lanteri, graduada en Medicina en 1907, fundó el Partido Feminista Nacional junto a Raquel Camaña fundaron el Centro Feminista Socialista (1902) con el objetivo de transformar las persistentes asimetrías de género y en 1911 la Liga Pro-derechos de la Mujer y del Niño. En 1914, Alicia Moreau egresó de la Facultad de Ciencias Médicas con diploma de honor. Sus preocupaciones sociales las aunó con la actividad política.

En la primera promoción de la Facultad de Filosofía y Letras en el año 1901 Elvira y Ernestina López, María Atilia Canetti y Ana Mauthe fueron 4 de las 9 graduadas. Sus reivindicaciones feministas buscaron impulsar cambios profundos en una sociedad que aún no les reconocía sus derechos como ciudadanas.

De la Facultad de Derecho, aquel espacio exclusivo e inclusivo sólo para hombres, un siglo después de su creación primero se graduó Celia Tapias y luego María Laura López Saavedra. Seis años más tarde de la creación de la Facultad de Ciencias Económicas se graduó Ángela Bernasconi. Y las primeras egresadas en Ciencias Naturales en 1912 fueron Juana Guillermina Dieckmann y Axa y Lía Acevedo.

La primera Doctora en Química se diplomó a los veintiún años y fue Ángeles Delmon. En 1918 la primera Ingeniera Civil, diplomada en América del Sur, fue Elisa B. Bachoffen. Y siguieron sus pasos, en la década del ’20, Esther Elena Bachoffen, Clara Maradona, Esther María Ignacia Smith Bunge y María Catalina Negri.

Finlandia Elisa Pizzul recibió el título de Arquitecta en 1927. Aún en un contexto reducido de mujeres en la Facultad de Agronomía y Veterinaria en 1927 encontramos a Lía Encalada, primera Ingeniera Agrónoma del país, a quien María H. Cúneo Krey, Florinda Ibarra y Mabel Mira le siguieron sus pasos. Por su parte, Clotilde Jauch lograría en 1937 la titularidad como docente en la cátedra de Fitopatología. Le seguirán en Médicas Veterinarias Amalia Pesce de Fagonde, estudiosa en el área de la microbiología, María Teresa Pausecchi de Marzoratti, Antonia María González, Carmen Esther Nuñez y Rafaela Matilde Dolcetti.

Elida Passo

Cecilia Grierson

Julieta Passo

En 1889 la primera mujer en terminar el Doctorado en Medicina fue Cecilia Grierson, quien fundó la primera Escuela de Enfermeras en el país, la Sociedad Argentina de Primeros Auxilios.

La memoria del Nunca Más

Es la publicación que realizó la Editorial Universitaria Eudeba sobre el Informe de la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (Conadep) que había sido creada por el Poder Ejecutivo Nacional en diciembre de 1983 con el objetivo de esclarecer los hechos relacionados con la desaparición de personas ocurridos en el país durante la última dictadura cívico militar.

La publicación original del libro Nunca más y su actualización, con el listado revisado, corregido y ampliado de víctimas confeccionado por la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación y el Registro de Fallecidos de la Unidad Ley 24.411, son un testimonio escrito que simboliza y representa la necesidad de una sociedad por conservar vigente el doloroso recuerdo de la época más oscura que se ha vivido como Nación.

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Los Nobels

Como un hecho único para una institución de educación superior iberoamérica; 5 premios Nobel pasaron por sus claustros.

El Dr. Carlos Saavedra Lamas no solo fue graduado y docente sino que alcanzó el cargo de rector de la UBA. Y como primer latinoamericano fue distinguido con un Premio Nobel de la Paz en 1936 por su mediación en la guerra del Chaco.


Bernardo Houssay, quien también estudió en el Colegio Nacional de Buenos Aires, fue el primer Premio Nobel científico argentino en 1947. Sus investigaciones que contribuyeron de manera fundamental a la lucha contra la diabetes le otorgaron un reconocimiento internacional y nacional como un instrumento transformador de la realidad.


Luis Federico Leloir discípulo y amigo de Houssay se recibió de médico y dedicó su tarea de laboratorio a la especialización del metabolismo de los hidratos de carbono. En el año 1970 obtuvo el Premio Nobel de Química.


César Milstein recibió en 1984 la distinción de Premio Nobel en Fisiología y Medicina. Sus descubrimientos produjeron grandes avances en la investigación biológica para el diagnóstico clínico y el tratamiento de algunos tipos de cáncer.


Mientras que el Doctor Honoris Causa y Profesor Adolfo Pérez Esquivel, obtuvo el mismo galardón de la Paz en 1980, por su defensa de los Derechos Humanos arrasados durante la última dictadura argentina.

Libre de Violencia

Si bien en cada Unidad Académica la problemática de la violencia de género se abordaba desde distintos programas educativos hasta el año 2015 la Universidad de Buenos Aires carecía de normas de alcance general que otorgaran criterios de actuación. De esta manera, la aprobación e implementación del “Protocolo de acción institucional para la prevención e intervención ante situaciones de violencia o discriminación de género u orientación sexual” (Resol. CS 4043/15 y su posterior modificación a través de la Resol. CS 1918/2019) estableció reglas de procedimiento y actuación para actuar, específica y exclusivamente, ante denuncias de violencia de género que se presenten en el ámbito de la Universidad de Buenos Aires.

Dentro de la comunidad educativa estás reglas consiguen articular, coordinar y sistematizar la actuación de la Universidad, ante consultas y denuncias por situaciones de violencia sexual y discriminación basada en el sexo y/o género de la persona, orientación sexual, identidad de género y expresión de género, así como también fortalecer la confianza y las expectativas de las personas que acuden a denunciar hechos de violencia y discriminación o un ambiente de intimidación, humillación u hostilidad.

Apertura al conocimiento

La innovación científica siempre fue un pilar central desde su gestación hasta nuestros días. En 1881 se fundó el Hospital de Clínicas como primer Hospital escuela y en 1899 se realizó la primera cirugía filmada en el país. En 1914 el profesor Luis Agote realizó la primera transfusión sanguínea anticoagulada en el mundo. En 1965 se puso en marcha la primera computadora Clementina en el país con fines científicos y académicos. Este año 2021, junto a la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) y al INVAP, se creó el primer Centro de Protonterapia (CeArp) de Latinoamérica y el hemisferio sur. Todos y cada uno de estos hechos son parte de las acciones que confirman el compromiso con la investigación para potenciar la innovación científica tanto en nuestro país como en el mundo.

En 2011 se creó el Programa Historia y Memoria de la Universidad de Buenos Aires con la idea de generar un espacio de reflexión sobre la comunidad universitaria, teniendo en cuenta su trayectoria como institución, su presente, su futuro y la trascendencia de la UBA en la vida intelectual, científica, social y política de nuestro país Argentina.

Acciones solidarias

Los tráileres odontológicos que recorren nuestro país brindando atención bucal gratuita, las campañas de vacunación que se realizan año tras año, el trabajo voluntario con la asistencia al personal de salud en todas las acciones relacionadas con la pandemia del Covid19 o los recorridos por barrios vulnerables para acercar ropa, alimentos o abrigos son granitos de arena que se suman con la convicción de llevar la universidad pública a toda la comunidad.

Campaña de Vacunación contra COVID-19

Consultorio Odontológico Itinerante UBA

Espíritu crítico

La apertura al conocimiento y al debate de ideas científicas, sociales y políticas es intrínseco a la naturaleza universitaria. En los últimos años algunas universidades públicas y nacionales se consolidaron también como espacios de intercambio democrático y debate público de distintas visiones políticas locales.

Como escenario neutral y como antesala del sufragio de la ciudadanía, tanto en 2011 y 2019 para la elección a jefes de gobierno como en 2019 para la presidencial, en la Universidad de Buenos Aires se realizaron una serie de debates políticos para dar a conocer las plataformas electorales de los partidos, frentes o agrupaciones políticas.

LA UBA EN Ranking QS

Desde hace 7 años la UBA es la mejor universidad de Iberoamérica y se consolida entre las principales del mundo

2014 puesto 209°


2015 puesto 124°


2017 puesto 75°


2019 puesto 74°


2021 puesto 69°

Formación inspiradora

Albert Einstein en la UBA

En 1925 el científico alemán visitó la Argentina y en la UBA brindó una serie de 8 conferencias sobre su Teoría de la Relatividad en el auditorio del actual edificio del Colegio Nacional de Buenos Aires y en la Facultad de Filosofía y Letras.

Borges en la UBA

En 1956 Jorge Luis Borges fue nombrado profesor titular de la cátedra de Literatura Inglesa y Norteamericana para la Facultad de Filosofía y Letras; que en ese entonces tenía su sede en el emblemático edificio de la calle Viamonte 430 (hoy sede del Rectorado). Durante 12 años dictó sus cursos.

 

“A mi me gusta mucho enseñar, sobre todo porque mientras enseño, estoy aprendiendo”.

 

También en Siete conversaciones con JLB de Fernando Sorrentino se puede leer que se refiere a su rol como docente como “una de las felicidades que me quedan”.

Para aquellas personas que no pudiesen asistir a las clases por el horario de su trabajo, estudiantes del curso del año 1966, registraron en cinta magnetofónica y transcribieron con máquina de escribir el lenguaje oral del escritor. Según cuentan Martín Arias y Martín Hadis en su libro Borges Profesor las 25 clases, con notas bibliográficas, comentarios y latiguillos, son un hallazgo único de su paso por la UBA.

Un gran recorrido en la formación educativa

Al momento de su creación (1901) como “Escuela de Arquitectura” formó parte de la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales en la calle Perú al 222/72/94, en la llamada Manzana de las Luces.

Con la Ley Nº 13045 aprobada en 1947 se creó la Facultad de Arquitectura y Urbanismo (FAU). En la calle Alsina al 673 se instalaron algunas oficinas administrativas y el Decanato de Ermete De Lorenzi. En el año 1957 se adquirió el edificio de la Avenida Independencia al 3051 y al tiempo los galpones construidos en la actual zona del Centro Municipal de Exposiciones de la Avenida Figueroa Alcorta un incendio los destruyó.

Su actual sede en Ciudad Universitaria, construida en la década de 1960 por los arquitectos Eduardo Catalano, Horacio Caminos, Eduardo Sacriste y Carlos Picarel (equipo designado a partir de un concurso internacional de antecedentes) comenzó a utilizarse en 1971, En el año 1985 con la creación de las nuevas carreras de grado la Facultad pasó a denominarse Arquitectura, Diseño y Urbanismo (FADU).

Hoy la FADU dicta para 25 mil estudiantes 7 carreras de grado (Arquitectura, Diseño Gráfico, Diseño Industrial, Diseño de Indumentaria, Diseño Textil, Diseño de Imagen y Sonido, Diseño y Planificación del Paisaje); tiene más de 40 institutos, centros, programas y Proyectos de Investigación; 22 Carreras de Especialización, 19 Maestrías, 28 Programas de Actualización y cursos de formación.

¡Feliz cumple UBA!