HOMENAJE
1932-2019
Un maestro de la casa
Adiós al arquitecto Juan Molina y Vedia
por el Arq. Jaime Sorín
1932-2019
Un maestro
de la casa
Adiós al arquitecto Juan Molina y Vedia por el Arq. Jaime Sorín
Con profundo pesar despedimos al Profesor Emérito, Director Honorario de la Dirección de Archivos de Arquitectura y Diseño, maestro y amigo de muchas generaciones de arquitectos. Hasta sus últimos años continuó enseñando en la carrera de Arquitectura de la UBA en la cátedra que compartía junto al arquitecto Jaime Sorín.
Con profundo pesar despedimos al Profesor Emérito, Director Honorario de la Dirección de Archivos de Arquitectura y Diseño, maestro y amigo de muchas generaciones de arquitectos. Hasta sus últimos años continuó enseñando en la carrera de Arquitectura de la UBA en la cátedra que compartía junto al arquitecto Jaime Sorín.
Reflexionando acerca de la amistad, reconocía Maurice Blanchot que “esa relación sin dependencia, sin episodio, y donde, no obstante, cabe toda la sencillez de la vida, pasa por el reconocimiento de la extrañeza común que no nos permite hablar de nuestros amigos, sino sólo hablarles, no hacer de ellos un tema de conversación”. Es cierto, enorme dificultad la de hablar del amigo ausente sin pensarme continuando las tenidas que de múltiples maneras mantuvimos durante varias décadas.
Era un gran memorista y así como empezaba contando historias del barrio de su infancia, de la vida del potrero que describió con su prosa poética de manera inigualable, aparecía repentinamente su reflexión acerca de la vida actual y enseguida algo que nos iluminaba sobre alguna situación del presente porteño.
En él el recuerdo era siempre un lugar al que volver y así lo dijo “Lugares que habitamos pero que a la vez “nos habitan”, nos acompañan toda la vida, forman parte de nosotros”. Esa permanente alusión a la vida que – nos transmitía – no es una impureza que padece la arquitectura, sino la base misma de nuestra profesión. Vida en sus aspectos más inesperados, más imprevistos, sin leyes; vivida con pasión y felicidad.
Y así se desarrollaban sus clases – con la felicidad de un recreo las definía – con recorridos inusuales, arborescentes, directos y a la vez oblicuos, sorprendiéndonos permanentemente por los caminos que recorría, por las derivas que nos transportaban a tiempos y lugares insospechados en nuestras conversaciones previas. Y siempre un final esclarecedor, sin garantías, un cierre que abría otros caminos, transmitiéndonos que sus reflexiones no eran nunca definitivas, que debíamos ser nosotros los constructores de nuestras propias creencias.
Arq. Jaime Sorín
Arquitecto de la Universidad de Buenos Aires. Decano Departamento de Arquitectura, Diseño y Urbanismo UNDAV (2014 – actualidad). Miembro fundador de Carta Abierta. Decano de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo de la Universidad de Buenos Aires (2006-2010).
Reflexionando acerca de la amistad, reconocía Maurice Blanchot que “esa relación sin dependencia, sin episodio, y donde, no obstante, cabe toda la sencillez de la vida, pasa por el reconocimiento de la extrañeza común que no nos permite hablar de nuestros amigos, sino sólo hablarles, no hacer de ellos un tema de conversación”. Es cierto, enorme dificultad la de hablar del amigo ausente sin pensarme continuando las tenidas que de múltiples maneras mantuvimos durante varias décadas.
Era un gran memorista y así como empezaba contando historias del barrio de su infancia, de la vida del potrero que describió con su prosa poética de manera inigualable, aparecía repentinamente su reflexión acerca de la vida actual y enseguida algo que nos iluminaba sobre alguna situación del presente porteño.
En él el recuerdo era siempre un lugar al que volver y así lo dijo “Lugares que habitamos pero que a la vez “nos habitan”, nos acompañan toda la vida, forman parte de nosotros”. Esa permanente alusión a la vida que – nos transmitía – no es una impureza que padece la arquitectura, sino la base misma de nuestra profesión. Vida en sus aspectos más inesperados, más imprevistos, sin leyes; vivida con pasión y felicidad.
Y así se desarrollaban sus clases – con la felicidad de un recreo las definía – con recorridos inusuales, arborescentes, directos y a la vez oblicuos, sorprendiéndonos permanentemente por los caminos que recorría, por las derivas que nos transportaban a tiempos y lugares insospechados en nuestras conversaciones previas. Y siempre un final esclarecedor, sin garantías, un cierre que abría otros caminos, transmitiéndonos que sus reflexiones no eran nunca definitivas, que debíamos ser nosotros los constructores de nuestras propias creencias.
Arq. Jaime Sorín
Arquitecto de la Universidad de Buenos Aires. Decano Departamento de Arquitectura, Diseño y Urbanismo UNDAV (2014 – actualidad). Miembro fundador de Carta Abierta. Decano de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo de la Universidad de Buenos Aires (2006-2010).
En sus libros Juan nunca aborda un solo tema, teje incesantemente, analiza a Bereterbide desde las letras de Atahualpa Yupanqui, recorre simultáneamente a Gelman, a Borges y a Mike Davies, confronta a Barragán con Neruda y la tradición iberoamericana; interroga al Poder pensando e intercambiando con otros, como lo expresó María Pía López, desde los márgenes, convencido que es únicamente desde allí que se lo puede enfrentar.
Juan insistía en el Taller en promover la autenticidad de las opiniones personales de los estudiantes; creer en lo que uno dice, en la necesidad de conocerse, de mirarse en el Uno en Uno personal y singular y en la herencia común como fuente de conocimiento para una arquitectura adecuada, que no se deje tentar por las soluciones fáciles y tramposas de las recetas y los ismos de moda. Una arquitectura que se apoyara en lo racional pero que no cerrara la puerta a la intuición, con espacio para el silencio más allá de los estruendos del consumo.
Todos y todas quienes tuvimos la posibilidad de transcurrir junto a él nuestros años de docencia agradeceremos siempre la generosidad con que nos acompañó en nuestro aprendizaje, las posibilidades que nos abrió de manera inusual en el ámbito académico y fundamentalmente la visión de una arquitectura que colocara en el centro las necesidades de la humanidad por sobre el negocio y las vanidades.
Y en mi caso personal haber compartido el privilegio de su amistad en todas las instancias de la vida.
Hay dos frases de sus libros que quiero recuperar: “Lo que ha vivido, seguirá viviendo” y “No cabe ya imaginar paraísos mientras no desaparezcan los infiernos”; ambas creo que representan su esfuerzo constante por reconstruir la memoria colectiva y su espíritu para algunos libertario, para otros anarquista, para mi un eterno luchador por la amistad fraterna, la justicia social y la igualdad.
Arq. Jaime R. Sorin