Resignificar el diseño de indumentaria deportiva

Athleisure: una resignificación epocal

Por Eugenia Aryan

Resignificar el diseño de indumentaria deportiva

Athleisure: una resignificación epocal

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Por Eugenia Aryan

El diseño de indumentaria deportiva está viviendo una época de máximo crecimiento y expansión del rubro a nivel mundial.

El diseño de indumentaria deportiva está viviendo una época de máximo crecimiento y expansión del rubro a nivel mundial.

Actualmente, nuevos lenguajes discursivos intervienen en la resignificación del diseño de indumentaria deportiva. Instaurando nuevas perspectivas sociológicas sobre la estética del tiempo libre y el consumo. ¿Cómo es la práctica de la profesión y la formación de profesionales del diseño en un mercado cada vez más entendido, exigente y específico? La indumentaria deportiva trasciende grandes eventos como un mundial de fútbol o una olimpíada. Es parte de escenarios urbanos de la vida cotidiana dando lugar al athleisure. Así el sistema de la moda se ve revolucionado y se expande el campo de estudio generando nuevos horizontes y desafíos en el diseño como profesión. 

El imperio de las tendencias se extiende cada vez más

Una mirada sociológica bajo el prisma de Georg Simmel y la interpelación de Guillaume Erner contribuyen a la comprensión de este fenómeno como sinónimo de gustos y entusiasmos colectivos y temporales que se apoderan de objetos y de prácticas que en el pasado han permanecido inalterables a largo plazo. La cultura, los usos y las costumbres, establecen una manera de moverse, de comer, de vestirse o de divertirse. 

Actualmente, todo eso tiende a trastocarse e invita a repensar acerca de nuevos códigos que se suscitan y conceptos que se resignifican en un nuevo modo de consumo. Tal es el caso de la indumentaria deportiva, que bajo el ala de la tendencia denominada athleisure – término en inglés que designa la convergencia de dos conceptos: athletic ‘atlético’ y leisure ‘tiempo libre’ – ya no es exclusiva de la práctica deportiva, sino que imprime experiencias de uso que trascienden la estricta competencia para dar lugar al descanso, al ‘tiempo libre’, e invita a pensar el concepto filosófico de inoperosidad que plantea Giorgio Agamben como sinónimo de un descanso como ‘tiempo activo’. 

Es en este marco de resignificación conceptual donde se plantean nuevos modelos estéticos que impregnan las pasarelas de marcas como Christian Dior o Chanel, históricamente abanderadas de la alta costura, y que hoy rápidamente pasan a formar parte de escenarios de la vida cotidiana urbana. El athleisure es un claro ejemplo de manifestación cultural y parece hacer de espejo de una sociedad cada vez más identificada con el individualismo y el derribamiento de estereotipos.

Estas líneas, y con el apoyo teórico que brinda Gilles Lipovetsky -al introducir la tendencia de la ligereza como tutor e hilo conductor transversal que otorga entidad a gran parte de los hechos sociales de la época hipermoderna actual-, se pretende exponer la génesis del athleisure como fenómeno disparador de la instauración de nuevos códigos vestimentarios que resultan de la amalgama de resignificaciones, tanto formales como materiales, y que dan curso a innovadoras consideraciones estéticas en objetos vestimentarios que merecen ser exploradas y debatidas.

En el análisis de casos actuales, se pueden exhibir diversos modos de resignificación de la indumentaria deportiva a través de la identificación de nuevas siluetas que evidencian el protagonismo de un sujeto hipermoderno cada vez más dinámico, nómade, fluido y ligero. El término athleisure recoge una nueva forma de entender las prendas deportivas.

Ahora bien, el diccionario Merriam-Webster para explicarlo cita a Nedra Rhone, columnista de The Atlanta Journal-Constitution, quien identifica el año 2014 como el “año del athleisure” y describe el vocablo athleisure como “la indumentaria informal que sirve tanto para la práctica deportiva como para el tiempo libre.” En este contexto, el diseñador Alexander Wang, es convocado para realizar una colección deportiva para la marca H&M (fig.1) y por su parte, la cantante Rihanna comienza a colaborar con PUMA proponiendo una línea propia de prendas con un giro deportivo. (fig.2

Eugenia Aryan 

Magister en Diseño. Diseñadora de Indumentaria UBA. Directora del Programa de actualización de posgrado Diseño de Indumentaria Deportiva (DID)

Figura 1. H&M

Figura 2. Puma

Claro que, visto de otro modo, el athleisure puede ser entendida, también como la indumentaria deportiva que se utiliza para el momento de ocio. De uno u otro modo, existe un dualismo que ubica al individuo ante una estética con elementos eventualmente antagónicos. Sin embargo, parece que es precisamente en ese dualismo donde se descubre una unidad y la integración de un modo de vida en un todo. Georg Simmel, al respecto, plantea que no hay descripción directa para este dualismo. Sin embargo, sí se halla en cada contraposición que aquel dualismo conforma y regula. Así “(…) necesitamos del movimiento no menos que de la quietud, de la productividad como de la receptividad” afirma. 

El athleisure se traduce en indumentaria deportiva que trasciende el deporte para posicionarse y ser protagonista en escenarios urbanos de la vida cotidiana siendo parte de equipos vestimentarios informales y eclécticos que denotan contrastes diversos. (figs. 3 y 4)

Figura 3

Figura 4

La indumentaria deportiva ya no es exclusiva de la práctica deportiva

La frontera entre el Sportswear y el Casualwear es cada vez más difusa. Los rubros dejan de estar claramente definidos para denotar su aspecto más efímero estando en permanente movimiento. (fig. 5) Sportswear y Ready-to-Wear se solapan, se entrecruzan y se amalgaman en estéticas entre híbridas y polifacéticas que se exhiben en tiendas que han dejado de ser estrictamente de un rubro o de otro para devenir en espacios pluriconceptuales. La permanencia se desvanece y los rubros, en su estado “puro”, tienden a desaparecer (fig. 6)

Así, la indumentaria deportiva se resignifica en esta tendencia adquiriendo nuevos códigos de uso: el athleisure recrea conjuntos mixtos articulando un mosaico de prendas y accesorios de rubros como el Casualwear (fig. 7) el Ready to Wear (fig. 8) o la Alta Costura (fig. 9) que, en convivencia con prendas deportivas, evidencian nuevas producciones de sentido. Asimismo, se resignifica el uso de los materiales, es decir, tejidos pensados a priori para prendas de alta competencia, se implementan en indumentaria casual con cierto aspectos de sastrería (fig. 10). Y a la inversa, tipologías deportivas se proponen en tejidos generalmente usados para prendas formales o de noche (fig. 11).

Figura 5

Figura 6

Figura 7

Figura 8

Figura 9

Figura 10

Figura 11

Ciertamente, hay aspectos sociológicos inherentes al sistema de la moda que resignifican las prendas deportivas constituyendo un estilo, una estética nueva. En el athleisure hay una creación, porque se ha producido algo nuevo que no estaba, no es repetición, ni imitación de una producción anterior. Es un nuevo hecho social. El diseño, puede verse enriquecido en tanto se deja atrás aquello cerrado y permanente, para dar lugar a lo dinámico y efímero. Es nuevo en tanto, efímero. El carácter nuevo del athleisure proporciona un modo de entender y abordar los modos de consumo actual. El athleisure surge en un momento de formas de consumo particular. El estilo de vida en constante movimiento, avanzado el nuevo milenio, pone como protagonista a un consumidor más relajado y desestructurado que no pretende ni necesita diferenciar la indumentaria por su ocasión de uso. 

Aquí, los límites se entrecruzan y los escenarios se solapan. El consumidor de hoy halla con naturalidad códigos vestimentarios nuevos que, acordes a “lo ligero”, exceden las versiones estereotipadas y más conservadoras (fig. 12). Queda atrás el destino y uso cerrado y específico de los productos. Lipovetsky contribuye a la comprensión de un nuevo modelo de consumo describiendo a un consumidor surgido con el cambio de milenio y característico de una nueva época histórica que denomina hipermodernidad. Así, la describe como un período signado por el individualismo, la diversidad, las identidades plurales, la contradicción ideológica, el eclecticismo en estilos y modos de vida. A la vez, declara que “jamás habíamos vivido en un mundo material tan ligero, fluido y móvil”. En la época hipermoderna, la vida de los individuos está caracterizada por la inestabilidad, entregada como está al cambio perpetuo, a lo efímero, al nomadismo. Y continua, “el orden de lo ligero no se reduce (…) a una actitud individual ante la vida o ante los demás. Se impone ahora como modo de funcionamiento económico y cultural global”. 

Figura 12

Desde la mirada de Zygmunt Bauman se puede hablar de otra modernidad de tipo “líquido” y flexible. En esta “modernidad líquida” es el individuo quien encuentra en el athleisure un modo de expresión privilegiada para ilusionarse con cierta estabilidad en su elección. No obstante, nada se mantiene estable o “sólido” porque en la dinámica social contemporánea los hechos fluyen borrando todo lo histórico y se van imponiendo permanentemente nuevas tendencias que hacen todo inestable, efímero, “líquido”, moviéndose en el espacio y el tiempo.

Concepto vs producto

Hoy, el consumidor primero se identifica con un concepto. Luego con un producto. En primer lugar consume un concepto. Y este es más importante que el producto en sí mismo. Guillaume Erner, por su parte, se expresa acerca de la imposibilidad de asociar el contenido de una moda con el estado de una sociedad, al decir que “ (…) las condiciones de lanzamiento de una moda importan más que lo que se lanza”. En este sentido, y en vistas de un acercamiento a una comprensión del fenómeno, es preciso destacar las condiciones de producción de la tendencia athleisure, es decir, más allá del producto que se trate. 

Entonces: ¿bajo qué condiciones socioculturales se produce el impulso del athleisure? ¿se abordan desde un prisma conceptual? El athleisure, como tendencia, como acontecer social hipermoderno parece surgir como resultado de una manifestación de “lo ligero”, lo fluido, lo móvil. Y que, como un camino que va de las utopías del deseo a la ligereza del cuerpo y espíritu, para vivir mejor lo precisa como condición intrínseca.

Así, existe en la actualidad un individuo hipermoderno que se ha permitido una disociación de lo rígido, de aquello estricto, constrictor, propio de la competencia para identificarse con la esencia del athleisure. En el athleisure el deporte no es competencia sino, descanso. En el athleisure hay un descanso del competir. En el athleisure hay inoperosidad. El individuo necesita sentirse ligero de ataduras, de presiones, de tensiones que lo anquilosan para impedirle fluir. Lipovetsky así lo ve en todos los aspectos de la vida “(…) todos se muestran ahora deseosos de ligereza en materia de alimentación, de aspecto personal, movilidad, comunicación y estilo de vida. Todos los grupos sociales han incorporado el valor de la ligereza a su imaginario y a sus prácticas”. 

Acaso en esta instancia, ¿será posible pensar el athleisure, no como una tendencia sino como un estilo de vida, inevitable, ineludible y propio de la hipermodernidad, por donde transita un individuo que disfruta la inoperosidad dándole lugar a un descanso activo? 

Un estilo de vida que invita a reflexionar acerca de nuevos modos de comprender la realidad y su pertinencia para interpretar lo que acontece en el seno de las sociedades actuales en términos de hábitos de consumo en materia de diseño, moda y tendencias.

Concepto vs producto

Hoy, el consumidor primero se identifica con un concepto. Luego con un producto. En primer lugar consume un concepto. Y este es más importante que el producto en sí mismo. Guillaume Erner, por su parte, se expresa acerca de la imposibilidad de asociar el contenido de una moda con el estado de una sociedad, al decir que “ (…) las condiciones de lanzamiento de una moda importan más que lo que se lanza”. En este sentido, y en vistas de un acercamiento a una comprensión del fenómeno, es preciso destacar las condiciones de producción de la tendencia athleisure, es decir, más allá del producto que se trate. 

Entonces: ¿bajo qué condiciones socioculturales se produce el impulso del athleisure? ¿se abordan desde un prisma conceptual? El athleisure, como tendencia, como acontecer social hipermoderno parece surgir como resultado de una manifestación de “lo ligero”, lo fluido, lo móvil. Y que, como un camino que va de las utopías del deseo a la ligereza del cuerpo y espíritu, para vivir mejor lo precisa como condición intrínseca.

Así, existe en la actualidad un individuo hipermoderno que se ha permitido una disociación de lo rígido, de aquello estricto, constrictor, propio de la competencia para identificarse con la esencia del athleisure. En el athleisure el deporte no es competencia sino, descanso. En el athleisure hay un descanso del competir. En el athleisure hay inoperosidad. El individuo necesita sentirse ligero de ataduras, de presiones, de tensiones que lo anquilosan para impedirle fluir. Lipovetsky así lo ve en todos los aspectos de la vida “(…) todos se muestran ahora deseosos de ligereza en materia de alimentación, de aspecto personal, movilidad, comunicación y estilo de vida. Todos los grupos sociales han incorporado el valor de la ligereza a su imaginario y a sus prácticas”. 

Acaso en esta instancia, ¿será posible pensar el athleisure, no como una tendencia sino como un estilo de vida, inevitable, ineludible y propio de la hipermodernidad, por donde transita un individuo que disfruta la inoperosidad dándole lugar a un descanso activo? 

Un estilo de vida que invita a reflexionar acerca de nuevos modos de comprender la realidad y su pertinencia para interpretar lo que acontece en el seno de las sociedades actuales en términos de hábitos de consumo en materia de diseño, moda y tendencias.