NOTA

Cuando la mentira es la verdad

Fake News: morbo y un gran negocio


En tiempos digitales, el viejo par verdad/realidad ha dejado paso a un combo explosivo: factorías de mensajes falsos con intencionalidad política encuentran un aceitado flujo en la repetición acrítica. Sostenida por la necesidad de refrendar una idea previa, a la primicia amateur o pertenecer a un grupo que maneja información clasificada. La paradoja del tiempo real dice que en un momento donde sobran los modos de verificación, las mentiras más absurdas son tomadas como hechos. El elefante blanco va y viene por Checkpoint Charlie.


Pasen y crean

Las denominadas noticias falsas o rumores existen desde hace tiempo, desde la antigua Roma, en la edad media o durante gobiernos totalitarios del siglo XX, aunque su mayor presencia suele darse en la denominada prensa amarilla que busca aumentar su audiencia o venta de ejemplares. Pero en los últimos años algo cambió con el surgimiento de las fake news, no sólo en sus contenidos sino también en sus soportes a nivel nacional e internacional. No es que sean un mal exclusivo de la era digital pero el uso de las nuevas tecnologías potenció su existencia.

Para algunos diccionarios las fake news se definen como: aquellas “historias falsas que parecen ser noticias, difundidas en internet o utilizando otros medios, generalmente creadas para influir en opiniones políticas o como una broma” (Cambridge). O aquella “información falsa, a menudo sensacional, diseminada bajo la apariencia informes de noticias” (Collins). Ya en 2017 algunos (como Oxford) no pudieron dejar de constatar su popularidad entre 4.500 millones de vocablos como “la palabra del año y su uso presentaba un aumento de 365%.

En la vida cotidiana nos referimos a las fake news como informaciones verosímiles que circulan y se dispersan por las redes sociales o medios de comunicación que habilitan esa propagación. Así en 2018 el Media Lab del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) publicó una investigación sobre la difusión, durante más de 10 años, de noticias verificadas, verdaderas y falsas en Twitter. 126K de historias tuiteadas por aproximadamente 3 millones de personas, más de 4,5 millones de veces, fueron clasificadas noticias verdaderas o falsas utilizando información de seis organizaciones independientes de verificación de hechos que exhibieron un acuerdo entre ellas del 95-98%. La conclusión fue que «la falsedad se difundió significativamente más lejos, más rápido, más profundo y más ampliamente que la verdad en todas las categorías de información y los efectos fueron más pronunciados para las noticias políticas falsas que para las noticias falsas sobre terrorismo, desastres naturales, ciencia, leyendas urbanas o información financiera». Afirman que descubrieron que el motivo por el cual las noticias falsas fueron más retuiteadas que las verdaderas es porque parecían más novedosas: «mientras que las historias falsas inspiraron miedo, disgusto y sorpresa en las respuestas, las historias verdaderas inspiraron anticipación, tristeza, alegría y confianza. Contrariamente a la sabiduría convencional, los robots aceleraron la difusión de noticias verdaderas y falsas al mismo ritmo, lo que implica que las noticias falsas se extienden más que la verdad porque los humanos, no los robots, tienen más probabilidades de difundirlas”.

Mientras que las historias falsas inspiraron miedo, disgusto y sorpresa en las respuestas, las historias verdaderas inspiraron anticipación, tristeza, alegría y confianza.

En la médula de la política 

Se producen de manera orgánica/partidaria o por encargo a terceros, como consultoras o agencias de prensa (que hasta pueden cobrar el servicio como parte de un pack de comunicación). Pero como contracara algunos asesores suelen tener una misma mirada al sugerir a los políticos que no reaccionen inmediatamente ni “en caliente” cuando son interpelados por noticias falsas. Se debe al  poder de daño que tienen las fake news cuando son recibidas. 

Sobran ejemplos para afirmar que las fake news no se crean principalmente por diversión. Se intuye que buscan obtener beneficios económicos, políticos o ideológicos. Así Marc Amoros Garcia en su libro sobre La verdad de las noticias falsas afirma que «las fake news son informaciones falsas diseñadas para hacerse pasar por noticias con el objetivo de difundir un engaño o una desinformación deliberada para obtener un fin político o financiero». Para ejemplificar, describe la difusión y propagación a través  de Twitter de la información de que la candidata Hillary Clinton tenía montada un red de pedofilia en una pizzería en Washington DC. Información que motivó que un bombero ingresara a los tiros a la pizzería y luego recibiera una condena judicial. O también cuando relata cómo Wiliam Randolph Hearst, el magnate de medios de comunicación, retratado por Orson Welles en Citizen Kane, llevó a Estados Unidos a declarar la guerra a España y a ésta a la pérdida de su dominio en Cuba.

En la vida cotidiana nos referimos a las fake news como informaciones verosímiles que circulan y se dispersan por las redes sociales o medios de comunicación que habilitan esa propagación. Así en 2018 el Media Lab del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) publicó una investigación sobre la difusión, durante más de 10 años, de noticias verificadas, verdaderas y falsas en Twitter. 126K de historias tuiteadas por aproximadamente 3 millones de personas, más de 4,5 millones de veces, fueron clasificadas noticias verdaderas o falsas utilizando información de seis organizaciones independientes de verificación de hechos que exhibieron un acuerdo entre ellas del 95-98%. La conclusión fue que «la falsedad se difundió significativamente más lejos, más rápido, más profundo y más ampliamente que la verdad en todas las categorías de información y los efectos fueron más pronunciados para las noticias políticas falsas que para las noticias falsas sobre terrorismo, desastres naturales, ciencia, leyendas urbanas o información financiera». Afirman que descubrieron que el motivo por el cual las noticias falsas fueron más retuiteadas que las verdaderas es porque parecían más novedosas: «mientras que las historias falsas inspiraron miedo, disgusto y sorpresa en las respuestas, las historias verdaderas inspiraron anticipación, tristeza, alegría y confianza. Contrariamente a la sabiduría convencional, los robots aceleraron la difusión de noticias verdaderas y falsas al mismo ritmo, lo que implica que las noticias falsas se extienden más que la verdad porque los humanos, no los robots, tienen más probabilidades de difundirlas”.

Mientras que las historias falsas inspiraron miedo, disgusto y sorpresa en las respuestas, las historias verdaderas inspiraron anticipación, tristeza, alegría y confianza.

En la médula de la política 

Se producen de manera orgánica/partidaria o por encargo a terceros, como consultoras o agencias de prensa (que hasta pueden cobrar el servicio como parte de un pack de comunicación). Pero como contracara algunos asesores suelen tener una misma mirada al sugerir a los políticos que no reaccionen inmediatamente ni “en caliente” cuando son interpelados por noticias falsas. Se debe al  poder de daño que tienen las fake news cuando son recibidas. 

Sobran ejemplos para afirmar que las fake news no se crean principalmente por diversión. Se intuye que buscan obtener beneficios económicos, políticos o ideológicos. Así Marc Amoros Garcia en su libro sobre La verdad de las noticias falsas afirma que «las fake news son informaciones falsas diseñadas para hacerse pasar por noticias con el objetivo de difundir un engaño o una desinformación deliberada para obtener un fin político o financiero». Para ejemplificar, describe la difusión y propagación a través  de Twitter de la información de que la candidata Hillary Clinton tenía montada un red de pedofilia en una pizzería en Washington DC. Información que motivó que un bombero ingresara a los tiros a la pizzería y luego recibiera una condena judicial. O también cuando relata cómo Wiliam Randolph Hearst, el magnate de medios de comunicación, retratado por Orson Welles en Citizen Kane, llevó a Estados Unidos a declarar la guerra a España y a ésta a la pérdida de su dominio en Cuba.

El veloz recorrido fue así: El tuit decía "todo apunta a una red de pedofilia y Hillary Clinton está en el centro". La noticia falsa se extendió por internet en foros como 4chan o Reddit hasta que llegó a la radio. Y asesores de Trump contribuyeron a difundirla.

El tweet del general Michael Flynn, a quien el presidente electo Donald Trump eligió para servir como asesor de seguridad nacional en la nueva administración.

El veloz recorrido fue así: El tuit decía "todo apunta a una red de pedofilia y Hillary Clinton está en el centro". La noticia falsa se extendió por internet en foros como 4chan o Reddit hasta que llegó a la radio. Y asesores de Trump contribuyeron a difundirla.

El tweet del general Michael Flynn, a quien el presidente electo Donald Trump eligió para servir como asesor de seguridad nacional en la nueva administración.

Pablo Salomone. Titular de cátedra de la asignatura Diseño, en la carrera de Diseño Gráfico (UBA). Director de la revista EnLinea.

Columna

Diseño y Fake news: revisar el ADN

Por Prof. DG. Pablo Salomone
Hace casi 60 años, el periodismo iniciaba una renovación que fue revolucionaria en su principio, aunque minoritaria. Se trataba de una corriente que apelaba a lo emocional por sobre lo racional y a la construcción empática y de sensaciones en el lector. Se trataba del desembarco por asalto de la literatura en el periodismo y fue el escritor Tom Wolfe quien lo bautizó: era el Nuevo periodismo. Esta corriente optaba por el microrelato de la historia de vida para desarrollar grandes temas: lo estructural se hacía presente desde la crónica de un ciudadano común. Truman Capote y Gabriel García Márquez fueron pioneros en desarrollar el estilo. Y habían encontrado un tono que nosotros, desde el Diseño, añoramos y deseamos históricamente: la emoción.

La relación mediática entre periodismo y diseño ha sido siempre traumática. Mientras que el primero abogaba por recorridos calientes, el segundo, nuestra disciplina, fue el elemento racionalizante, tanto en la producción como en la construcción de sentido y los contratos de lectura.

En la actualidad, la aparición de las fake news, como hijos bastardos y malogrados de esta relación ha exacerbado esta diferencia. Descendiente dilecto de las leyendas urbanas de los 80, reemplazan a éstas en el cambio de la intencionalidad. Relatos tales como: “un amigo de mi primo se despertó en una bañera con hielo y un número de teléfono después que le robaran un riñón” o “Bienvenido al club del Sida”, escrito con rouge en el espejo de un baño por una amante fugaz y fugitiva fueron el preámbulo a una maravilla como lo era la rata africana confundida con un Chihuahua por alguna tía poco precavida. El mecanismo siempre era el mismo: un amigo o amiga de mi primo o prima. Un vínculo cercano pero de difícil acceso. Lo suficiente para darle veracidad pero dificultoso de comprobar. Lo increíble era la manera de propagarse: para poder ser contada, la leyenda abreviaba un paso en la fuente y era apropiada por quien relataba y ahí estaba la clave: no decía lo correcto (“me contó un amigo que un amigo de su primo”) sino lo abreviado ficticio (“un amigo de mi primo”). Esa cercanía, que no se alteraba en el cambio de quien reltaba mantenía a la leyenda urbana como verosímil.

El recurso de las fake news es muy similar. Rápido, emotivo, creíble. Es alguien cercano, quien la reproduce no ha chequeado la fuente y abrevia el origen apropiándoselo. El cocktel es de altísima radioactividad. La fuente que emanó el discurso no pierde legitimidad a pesar de que se expande por anillos de usuarios y cumple dos objetivos. El primero, consolida a oídos dispuestos a consolidar una idea preestablecida. Son los “portadores activos”. El segundo objetivo es hacer dudar a las audiencias periféricas, aquellas que dudarán del principio de realidad. En ambos casos, el diseño es ajeno y poco contribuye a este proceso. Para bien y para mal. Y porqué no lo hace? Sencillamente porque no puede: está inhibido genéticamente, su propósito, de ser ordenador, de generar eficacia tanto productiva como mediática lo aleja del momento emotivo. Las fake news evidencian una vacancia que el diseño deberá revisar. Ese vacío empieza a ser de un silencio que atruena, y de no ser revisado, podría jaquear a nuestra disciplina en el paradigma contemporáneo. De permanente tránsito desde la emoción a la experiencia, debemos proponernos que el diseño sea tan racional como empático, y no sólo transmita sino contruya emociones desde la racionalidad subjetiva. El diseño debe ser un agente proactivo, humanizante, frente a la facilidad de la canallada y la liviandad de la mentira. Nos urge tomar los elementos de siempre y reacomodar las ecuaciones: aggionarse es también un buena diagonal para no claudicar en las convicciones.

Las campañas con “fakes” son objeto de debate en todo el mundo en tiempos electorales. Así sucedió en las últimas campañas para las elecciones presidenciales en Estados Unidos y en Brasil. Desde su lanzamiento como candidato hasta en la actualidad en su rol de primer mandatario, se ha comprobado que Donald Trump tiene gran facilidad por lanzar fake news a través de Twitter con el objetivo de manipular a la sociedad. El Presidente de la potencia más importante del mundo con firmeza intenta persuadir cotidianamente a sus simpatizantes utilizando las redes sociales como instrumento de divulgación. Así difundió mensajes que impulsaban su propia imagen  o dañaban la reputación de Clinton en temas como inmigración o legislación sobre tenencia de armas.

En la elección brasileña que dio como ganador al candidato Jair Bolsonaro, se detectaron millones de envíos de fake news a través de grupos de WhatsApp. Así la agenda de medios, de especialistas en derecho constitucional y gran parte de la  sociedad estuvieron atentos a la campaña en contra del PT (Partido de los Trabajadores).

En 2018 Bolsonaro no participó en debates. No hizo campaña en las calles. Su agresiva campaña de noticias falsas o propagada en los teléfonos móviles de los votantes fue masiva. Según Datafolha el 61% de sus votantes se informó durante las elecciones a través de WhatsApp. En el grupo ficticio “Ruido electoral” por ejemplo sobran ejemplos y datos de mensajes falsos que se han hecho virales. Y según una investigación del periódico Folha de Sao Paulo el 97% de las noticias que se compartieron en los teléfonos móviles de seguidores del nuevo presidente eran falsas o manipuladas.


La imagen de una actriz pro Bolsonaro es difundida como el resultado de una agresión. En realidad la misma sufrió un accidente.



Se difundió que quien apuñaló a Bolsonaro está afiliado al PT y aparece en una foto con el ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva. En realidad, la foto fue un montaje de photoshop y el mismo no pertenece al partido. 



La difusión de que si el candidato a presidente del PT, Fernando Haddad, llegase al poder tendría un proyecto de ley para legalizar la pedofilia. También falso.


La imagen de una actriz pro Bolsonaro es difundida como el resultado de una agresión. En realidad la misma sufrió un accidente.


Se difundió que quien apuñaló a Bolsonaro está afiliado al PT y aparece en una foto con el ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva. En realidad, la foto fue un montaje de photoshop y el mismo no pertenece al partido. 


La difusión de que si el candidato a presidente del PT, Fernando Haddad, llegase al poder tendría un proyecto de ley para legalizar la pedofilia. También falso.

Quizás te interese ver «Nada es privado», el documental de Netflix sobre Cambridge Analytica y el fraude electoral.

El éxito, si por un momento olvidamos que el actual presidente de Brasil es Bolsonaro, de la circulación de las fake news por whatsApp radica en su nivel de confiabilidad. ¿Quién dudaría del contenido que brinda un familiar o alguien cercano a un entorno laboral? 

Entonces que el whatsApp hoy esté en el corazón de las campañas electorales de la región claramente no es un secreto. Pero sus resultados no siempre son tan exitosos como los deseados. En la campaña electoral de las elecciones presidenciales de la Argentina frases como «tenemos que meternos en los chats de las mamis», pronunciadas por reconocidos asesores y referentes políticos, no solo generaron antipatía sino que además parecen no haber tenido el éxito esperado en el resultado eleccionario final. Pero ese análisis no lo realizaremos en profundidad en este espacio.

El éxito de la circulación de las fake news por whatsApp radica en su nivel de confiabilidad. ¿Quién dudaría del contenido que brinda un familiar o alguien cercano a un entorno laboral?  

¿Qué tienen en común victorias como la de Trump, Bolsonaro o el Brexit en Reino Unido? En todos los casos se ha comprobado que se trató de campañas polarizadas a través de medios y plataformas digitales, que al menos habrían «intoxicado» las campañas influyendo en el resultado de las elecciones.

En palabras del periodista catalán Jordi Évole, escritas en el prólogo de La verdad de las noticias falsas, las fake news deben su existencia a la prisa que hoy tienen los medios de comunicación, su competencia feroz y la dictadura del click «…una concatenación de males que tenía (y siguen teniendo) una víctima principal, el rigor”.

Sanciones, leyes  o acuerdos

Francia
A diferencia de lo que sucede en otros países se implementó una Ley para combatir la desinformación donde una de sus reglamentaciones determina que se aplicará en aquellas plataformas digitales que tengan más de 4 millones de conexiones únicas por mes en un período de un año (concretamente Facebook o Twitter). 

Argentina
Este año en contra de las fake news, y para promover la honestidad del debate democrático, la Cámara Electoral firmó un «Compromiso ético digital» con la adhesión de la Asociación de Periodismo Digital, la Asociación de Entidades Periodísticas Argentinas (Adepa), la Asociación de Periodismo Digital (APD) y algunos partidos políticos como PJ, el PRO, Nuevo Encuentro, el Partido Demócrata Cristiano, el Movimiento al Socialismo, Kolina y la Coalición Cívica logrando que Facebook, Google y twitter sumen su compromiso contra ellas. 

Rusia
Una ley aprobada por el Parlamento permite multar económicamente a aquellos medios que «falten el respeto a la sociedad, el gobierno, a los símbolos de gobierno, a la Constitución, o a los cuerpos gubernamentales». Y si los contenidos no se eliminan el Estado tiene el poder de bloquearlos. 

Sanciones, leyes  o acuerdos

Francia
A diferencia de lo que sucede en otros países se implementó una Ley para combatir la desinformación donde una de sus reglamentaciones determina que se aplicará en aquellas plataformas digitales que tengan más de 4 millones de conexiones únicas por mes en un período de un año (concretamente Facebook o Twitter). 

Argentina
Este año en contra de las fake news, y para promover la honestidad del debate democrático, la Cámara Electoral firmó un «Compromiso ético digital» con la adhesión de la Asociación de Periodismo Digital, la Asociación de Entidades Periodísticas Argentinas (Adepa), la Asociación de Periodismo Digital (APD) y algunos partidos políticos como PJ, el PRO, Nuevo Encuentro, el Partido Demócrata Cristiano, el Movimiento al Socialismo, Kolina y la Coalición Cívica logrando que Facebook, Google y twitter sumen su compromiso contra ellas. 

Rusia
Una ley aprobada por el Parlamento permite multar económicamente a aquellos medios que «falten el respeto a la sociedad, el gobierno, a los símbolos de gobierno, a la Constitución, o a los cuerpos gubernamentales». Y si los contenidos no se eliminan el Estado tiene el poder de bloquearlos. 

Diccionario 


Bots 

Programa informático autónomo capaz de hacer tareas concretas e imitar el comportamiento humano. | Pueden interactuar con sistemas o usuarios y realizar múltiples funciones como editar textos, moderar conversaciones, responder preguntas o enviar correos electrónicos. | Uso «bueno»: interacción automática y dinámica con mensajería instantánea. | Uso “malicioso”: obtención de contraseñas, registro de pulsaciones del teclado, retransmición de spam


Trolls

Tipo de pesca en inglés. | Es un término usado en la jerga de internet para designar a personas que provocan. | Es quien «tira el anzuelo» publicando mensajes provocadores en chats, foro de discusión o en blog con la intención de molestar y provocar reacciones adversas. | Actúa simplemente por diversión o por otros fines. | Tienen un solo objetivo: alterar la comunicación.


Quizás te interese leer «Pensar con otros» de Guadalupe Nogues y El Gato y la Caja.
Todo el contenido del libro lo encontrás acá

Creación y difusión

¿Qué se requiere para fabricarlas? Nada demasiado complejo. Uno o dos personajes públicos, un tópico polémico, un buen titular, trucar una foto, generar un video, crear un meme o simular un portal de noticias. Y voila. Su éxito y su daño se medirá con la cantidad de veces que ésta se reproduzca y la cantidad de «impresiones» que cause en diversas redes sociales. Y su daño no sólo es crear una falsedad sino un hecho tergiversado, un hecho sacado de contexto o inventado que genera des-información. 

Un único usuario, que cuenta con un programa de edición de imágenes, puede difundir una fake news a través de sus cuentas en redes sociales y entre sus seguidores. Pero el mayor impacto se obtiene cuando intervienen programas de bots y se utilizan trolls para lograr que tenga legitimidad.

 

¿Cuánto nos des-informamos diariamente?

Según datos publicados y relevados por la agencia SOLO Comunicación ( publicados este año en medios masivos gráficos), Facebook con un (28%) y WhatsApp con un (23%) son las dos principales plataformas de información que usan los argentinos para actualizarse. Asimismo, hay un dato que no es menor y es que el (26%) de la población local cree en la veracidad de los contenidos que circulan. En la misma publicación así describió Martín Romero, su director estratégico, que «una vez que se enteran de que una información que circula puede ser falsa, casi la mitad de los que confirman, el 48%, decide ignorarla. Un 28% avisa a sus contactos de la falsedad, un 12% bloquea a quien le envío la información y solo un 3% denuncia la publicación».

Se podría suponer aquí que una fake news leída como “noticia verdadera” y consagrada como una construcción del acontecimiento, tal como la define teóricamente el investigador Eliseo Veron (quien dedicó extensos escritos al respecto y aquí muy sintéticamente la definimos como aquello que los medios de comunicación masiva proponen con su «cobertura» como construcción de la realidad), podría haberse dado de igual manera aunque nunca haya ocurrido.

Según el informe Gartner en "predicciones tecnológicas para el 2018" en el año 2022 la mitad de las noticias serán fake news.

Paradojas de la época actual

Ahora bien, si el periodismo surgió como necesidad y vocación de informar (como aquella profesión que busca difundir y poner a la vista lo que está oculto a través de sus fuentes) cabe preguntarnos si la viralización de noticias falsas estaría llevándonos hacia una sociedad de la desinformación. Parece evidente que para el propio periodismo la propagación de las fake news es un problema. Notas, columnas de opinión o reseñas sobre publicaciones de libros sobre la temática lo confirman. Algunos medios gráficos, como The Guardian en 2016, hasta han afirmado que “el desarrollo de las tecnologías de la información y la comunicación permitió que la dispersión de noticias falsas y su utilización para fines políticos se transformara en una preocupación global”.

Ante un escenario actual donde mundialmente estamos globalizados e hiperconectados con múltiples y diversos accesos, éstas posibilidades no parecen ser soluciones para estar bien informados sino lo contrario. Se demuestra entonces que una fake news no existe por falta de fuentes o datos sino por una clara intencionalidad en desinformar y generar una tendencia «bola de nieve» acerca de algo o alguien. Se infiere así la necesidad de educarnos en un sentido crítico como sociedad de la información democrática. 

"¿Qué ves? ¿Qué ves cuando me ves? Cuando la mentira es la verdad. La prensa de Dios lleva poster central. El bien y el mal definen por penal" Divididos | La era de la boludez | 1993 

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Creación y difusión

¿Qué se requiere para fabricarlas? Nada demasiado complejo. Uno o dos personajes públicos, un tópico polémico, un buen titular, trucar una foto, generar un video, crear un meme o simular un portal de noticias. Y voila. Su éxito y su daño se medirá con la cantidad de veces que ésta se reproduzca y la cantidad de «impresiones» que cause en diversas redes sociales. Y su daño no sólo es crear una falsedad sino un hecho tergiversado, un hecho sacado de contexto o inventado que genera des-información. 

Un único usuario, que cuenta con un programa de edición de imágenes, puede difundir una fake news a través de sus cuentas en redes sociales y entre sus seguidores. Pero el mayor impacto se obtiene cuando intervienen programas de bots y se utilizan trolls para lograr que tenga legitimidad.

 

¿Cuánto nos des-informamos diariamente?

Según datos publicados y relevados por la agencia SOLO Comunicación ( publicados este año en medios masivos gráficos), Facebook con un (28%) y WhatsApp con un (23%) son las dos principales plataformas de información que usan los argentinos para actualizarse. Asimismo, hay un dato que no es menor y es que el (26%) de la población local cree en la veracidad de los contenidos que circulan. En la misma publicación así describió Martín Romero, su director estratégico, que «una vez que se enteran de que una información que circula puede ser falsa, casi la mitad de los que confirman, el 48%, decide ignorarla. Un 28% avisa a sus contactos de la falsedad, un 12% bloquea a quien le envío la información y solo un 3% denuncia la publicación».

Se podría suponer aquí que una fake news leída como “noticia verdadera” y consagrada como una construcción del acontecimiento, tal como la define teóricamente el investigador Eliseo Veron (quien dedicó extensos escritos al respecto y aquí muy sintéticamente la definimos como aquello que los medios de comunicación masiva proponen con su «cobertura» como construcción de la realidad), podría haberse dado de igual manera aunque nunca haya ocurrido.

Según el informe Gartner en "predicciones tecnológicas para el 2018" en el año 2022 la mitad de las noticias serán fake news.

Paradojas de la época actual

Ahora bien, si el periodismo surgió como necesidad y vocación de informar (como aquella profesión que busca difundir y poner a la vista lo que está oculto a través de sus fuentes) cabe preguntarnos si la viralización de noticias falsas estaría llevándonos hacia una sociedad de la desinformación. Parece evidente que para el propio periodismo la propagación de las fake news es un problema. Notas, columnas de opinión o reseñas sobre publicaciones de libros sobre la temática lo confirman. Algunos medios gráficos, como The Guardian en 2016, hasta han afirmado que “el desarrollo de las tecnologías de la información y la comunicación permitió que la dispersión de noticias falsas y su utilización para fines políticos se transformara en una preocupación global”.

Ante un escenario actual donde mundialmente estamos globalizados e hiperconectados con múltiples y diversos accesos, éstas posibilidades no parecen ser soluciones para estar bien informados sino lo contrario. Se demuestra entonces que una fake news no existe por falta de fuentes o datos sino por una clara intencionalidad en desinformar y generar una tendencia «bola de nieve» acerca de algo o alguien. Se infiere así la necesidad de educarnos en un sentido crítico como sociedad de la información democrática. 

"¿Qué ves? ¿Qué ves cuando me ves? Cuando la mentira es la verdad. La prensa de Dios lleva poster central. El bien y el mal definen por penal" Divididos | La era de la boludez | 1993 

Diccionario 


Bots 

Programa informático autónomo capaz de hacer tareas concretas e imitar el comportamiento humano. | Pueden interactuar con sistemas o usuarios y realizar múltiples funciones como editar textos, moderar conversaciones, responder preguntas o enviar correos electrónicos. | Uso «bueno»: interacción automática y dinámica con mensajería instantánea. | Uso “malicioso”: obtención de contraseñas, registro de pulsaciones del teclado, retransmición de spam


Trolls

Tipo de pesca en inglés. | Es un término usado en la jerga de internet para designar a personas que provocan. | Es quien «tira el anzuelo» publicando mensajes provocadores en chats, foro de discusión o en blog con la intención de molestar y provocar reacciones adversas. | Actúa simplemente por diversión o por otros fines. | Tienen un solo objetivo: alterar la comunicación.