Entrevista al artista multimedial Francés
El mundo según
Jeremy Oury
Entrevista al artista multimedial Francés
El mundo según Jeremy Oury
Luces, sonidos, video mapping, multimedia, edificios, teatro, textos, fulldome, led y más conviven a la perfección en la obra del artista digital Jeremy Oury. Joven y nacido en Francia, visitó la Argentina a fines de 2018 y ofreció, en otras actividades, la charla “Un mundo visual y sonoro de experimentación, narración e inmersión” en la FADU, invitado por la Secretaría de Posgrado, la Maestría Lógica y Técnica de la Forma, la Carrera de Diseño de Imagen y Sonido y la Embajada de Francia.
Pero su paso por la FADU no sólo se limitó a eso, sino también a una exclusiva entrevista con enlínea en la que compartió su forma de trabajo y sus ideas sobre el arte, los formatos digitales, el rol de los artistas y el futuro.
Manos a la obra
El mundo visual y sonoro, para Oury, parece ser tan rico como generoso en lo que a formatos o soportes se refiere. Porque no sólo plasma su arte en video mapping, o en obras de teatro, sino que también explora la programación creativa, elaborando composiciones electroacústicas y realiza instalaciones audiovisuales, algunas de ellas inmersivas, en las que el espectador se ve rodeado por la obra. Un ejemplo cercano, para nosotros, fue Skylark Fulldome, que proyectó el 15 de noviembre de 2018 en el domo del Planetario Galileo Galilei, de la Ciudad de Buenos Aires, dentro del 3er Festival de Arte Electrónico + CODE.
Basada en recursos gráficos geométricos, arte óptico, minimalismo y psicodelia, Skylark posicionaba al espectador en el punto de vista de una alondra. Con movimientos producidos por fórmulas matemáticas y efecto moiré, acompañado por diversas capas de sonidos, el espectador transitaba la experiencia y salía transformado.
“Depende de cada proyecto. En lo que atañe al video mapping, si el soporte de proyección va a ser un edificio, vamos a mirar la historia del edificio. Cuando es teatro, es un trabajo más grupal, es reflexionar en torno al texto; hay que pensar en la época en la que fue escrita la obra y ver de qué manera podemos tratar el texto. A partir de allí definimos las temáticas de trabajo, empezamos y vemos a dónde nos lleva”, cuenta Jeremy sobre su metodología de trabajo.
Cine en su máxima expresión; ese que no necesita diálogos o cuando los hay, mínimos, son contundentes y precisos. Cine que narra en imágenes.
Siempre en movimiento
Nada está quieto en las obras de Jeremy, ni los sonidos ni las imágenes. Los movimientos no suelen ser bruscos, pero raras veces se detienen. Al igual que sus ideas, su forma de plasmarlas y su mirada sobre el arte.
Cada vez el soporte de proyección se reinventa y eso es lo que es muy interesante en la proyección del mapping suele resumir Oury. “Hoy me parece que todo lo que es video mapping frontal o las proyecciones en los edificios empieza a quedar un poco fuera de moda, porque hay mucha gente que hace eso. Los artistas, o por lo menos yo, me estoy volcando hacia algo que sea algo más inmersivo, proyectar en el interior. Hay proyecciones a 360 grados alrededor de la gente. Hice también un proyecto donde proyecté en las cuatro paredes de un patio, entonces se daba también este efecto 360º. Y luego también está todo lo que es la realidad virtual, imaginar un espacio virtual en 3D donde la gente pueda pasear y mirar todo alrededor”, relata.
“Estar ahí”
Uno de los aspectos que más le interesa a Jeremy es lo efímero de ciertos formatos artísticos y la necesidad de “estar ahí”, en esos instantes, para ser parte de la obra. “Yo vengo del mundo del teatro y lo que diferencia el teatro del cine es el hecho de actuar en vivo y en directo. Lo interesante es que cada noche, por más que sea la misma obra, van a pasar cosas distintas, porque el actor no va a actuar del mismo modo y nosotros que estamos en la técnica de sonido, luz e imagen vamos a adaptarnos a lo que está pasando esa noche, en ese ambiente, a cómo el público reacciona en relación de tal frase o tal otra. Entonces ese costado efímero y único es lo interesante y eso en el cine no sucede. (…) En cambio, aquí hay algo distinto y en el video mapping la técnica que se implementa, tal como instalar el proyector o hacer los ajustes de video, son ajustes finos que pueden durar una noche, una semana y al día siguiente se quita toda esa instalación, entonces hay que estar ahí, esa noche para verlo y eso es muy interesante para mí”.
Arte, calle y poder
Crónicas e imágenes en la historia del arte han dejado constancia de que el uso de determinados símbolos, las prácticas de ciertas costumbres o ciertos gestos, afianzaban roles jerárquicos. Si existió un momento en que esta relación, entre las artes y el poder, alcanzó su máximo apogeo fue durante la fiesta cortesana que suponía un momento de puesta en escena del poder y sus relaciones.
Hoy también es imposible separar al arte de la calle del poder, y claramente al respecto Jeremy Oury tiene mucho para decir. “En el video mapping se utiliza el patrimonio, si estamos en el exterior, que es accesible a todos. Es gratuito, en general, y eso es algo muy importante, porque el arte no debe ser elitista. (… ) Hacerlo gratis, en un patrimonio que es común a todos y en la calle, eso es muy interesante”.
El arte urbano o arte callejero desde mediados de los años 90, cuando comienzan a ser percibidas en su conjunto como parte de un mismo fenómeno o escena de street art o Post-Graffiti, plasma la producción de artistas heterogéneos que desarrollan un modo de expresión artística mediante el uso de técnicas tales como stencil, pósteres, pegatinas, murales, grafitis y 3D.
Sin embargo, a pesar de lo auspicioso de estas experiencias abiertas y disponibles para muchos, Jeremy en este momento del arte ve un lado B más oscuro. “Es difícil, vemos que en el mundo de hoy y en el mundo de mañana los créditos económicos que se dan para la cultura son cada vez menores, creo que cada vez va a ser más difícil ser artista. Los artistas te mandan mensajes políticos y sociales a través de su arte, sobretodo en teatro, reflexionan mucho, no siempre hay respuesta pero se plantean preguntas a la sociedad”, sostiene muy enfaticamente.
¿Qué hacer ante esa situación? “luchar y seguir tratando de reinventar modos, medios y soportes para difundir el arte”, reflexiona.
Cine en su máxima expresión; ese que no necesita diálogos o cuando los hay, mínimos, son contundentes y precisos. Cine que narra en imágenes.
Arte digital
La primera referencia “moderna” sobre realidad virtual, proviene de la ciencia ficción, aquella que describe un sistema con grabaciones holográficas y experiencias ficticias. En la interfaz entre el usuario y el realismo se estimulaban los sentidos como el oído, olfato o tacto. Los entornos virtuales colaborativos tienen una larga historia también, adoptados más ampliamente para entretenimiento en lugar de aplicaciones de aprendizaje. Sin embargo, los sistemas de inmersión en colaboración temprana de VR no apoyaron generalmente la interacción incorporada y la visión egocéntrica cabeza-rastreada.
Con una base fuerte en el teatro, pero con la mirada y la escucha en el arte digital, Jeremy piensa que la realidad virtual, por sí sola, no es suficiente. “El arte digital no sé si se va a orientar hacia eso, porque eso significa estar sólo en un mundo y me parece que es una pena. Yo prefiero las cosas que se viven de a muchos, con un público. Quizás hay que tratar de intentar hacer que se cruce el teatro con el arte digital porque son dos artes que a mí al menos me definen y que me parecen importantes”.