Una mañana soleada de abril Bubble Studio, de la artista visual Gaby Herbstein, recibió y abrió generosamente sus puertas para brindar una íntima entrevista a una de las fotógrafas argentinas más expresivas y cautivantes.

De sonrisa fresca. Al hablar de lo que hace, de sus búsquedas personales y profesionales o sus motivaciones, transmite seguridad y confianza. Suele asegurar que la fotografía le abrió la cabeza y que agradece haber descubierto su manera de expresarse a través de ella. Definitivamente detrás de su lente ha logrado mirar al mundo y transmitir su obra.

Herbstein tiene una vasta trayectoria profesional y reconocimiento internacional, y lo sabe. Aunque humildemente no le agrade detenernos en eso, vale detallar que, inició su vida profesional en la moda a los 19 años realizando un catálogo para la agencia de modelos de Piñeyro, pasando por más de una docena de campañas de concientización en fundaciones sin fines de lucro como Huésped y Azara hasta la muestra de fotografías, sobre los míticos ritos y festejos del carnaval en la provincia de Jujuy, que se exhibió tanto en el Centro Cultural Kirchner (CCK) en Buenos Aires/Argentina como en la Bienal de Moda y Estilo en Fotografía del Museo de Arte Multimedia de Moscú/Rusia (MAMM).

Pensar un proyecto, crear una imagen

Dueña de una obsesión productiva, que la lleva a terminar una obra y no poder disfrutarla hasta tomar distancia y volver a verla luego de un par de meses, Gaby disfruta el trabajo en equipo. Afirma que cuando encara un proyecto lo toma como una historia en la que cada una de las partes y engranajes tienen que ir para ese lado. “Para que el proyecto salga bien como cabeza de equipo tengo que transmitir hacia dónde vamos. Y desde maquilladores, vestuaristas, iluminación hasta la persona y su personaje a construir, no tienen que hacer lo que mejor saben hacer sino dar lo mejor para construir la esencia del proyecto”.

Cuando comienza un proyecto, desde que nace una idea inicial, su preproducción y realización hasta finalmente los mínimos retoques que realice en posproducción, no deja de preguntarse ¿qué quiere transmitir?. Porque para ella, como para tantos otros realizadores visuales, la cámara es una ventana a la apreciación, “con la que quiero transmitir algo que aporta la comunidad, como una llave de acceso a la conciencia. Sería como sembrar semillas de conciencia en el otro” resume Herbstein.

En muchas ocasiones confiesa que para desarrollar un trabajo fotográfico la inspiración la logra de frases y poemas que ha leído o de artistas, en muchos casos surrealistas, que ha visto o suele ver en museos y galerías tanto en Argentina como en el extranjero. “Para mi el arte, la pintura y el diseño funcionan como disparadores. Para construir la imagen, en toma directa casi sin digitalización, pruebo luces, espejos o proyecciones”.