Pantone, por dentro.

La fábrica
de colores

Pantone, por dentro.

La fábrica
de colores

Recibido por dos personas expertas, entre ellas el jefe de planta Carlos Giraldo, Francisco llegó a Carstadt, New Jersey, Estados Unidos para recorrer todas las instalaciones, talleres y oficinas. Celular en modo cámara en mano, oídos atentos y las preguntas en la punta de la lengua. Francisco le sacó el jugo a esta visita exclusiva y conversó con En línea.

Meses atrás, en agosto de 2018, Francisco Valdez (diseñador gráfico, docente e investigador de FADU, UBA) llegó al corazón de ese lugar que, seguramente, muchos diseñadores quieren conocer. La planta de Pantone, la fábrica de colores, ese sitio en donde todo parece magia: allí se concibe la emblemática “pantonera”, que guía la vida diaria de diseñadores y otros tantos profesionales más.

Hasta allí, a Carstadt, New Jersey, Estados Unidos, llegó Francisco. Fue recibido por Carlos y Frank, los referentes de planta, quienes lo llevaron a recorrer todas las instalaciones, talleres y oficinas. Celular en mano, oídos atentos y las preguntas en la punta de la lengua, Francisco le sacó el jugo a esta visita exclusiva.

Conversó con nosotros y, muy entusiasmado, dijo todo lo que piensa.

 

 

Preparados, listos, ya

El recorrido por la planta pasó por todos los sectores involucrados: oficina de diseño de colores; oficina editorial; oficina de testeos; taller de impresión; almacenamiento; taller y sector de textiles; y envasado y almacenamiento de chips plásticos.

 

Como indica su nombre, en el área de diseño de colores se definen las nuevas fórmulas. Luego, en la oficina de testeos se trabaja en las simulaciones de color para estimar cómo será el resultado impreso en diferentes papeles y plásticos. Una vez definidos los nuevos colores, en el sector editorial se encargan de ubicar esas nuevas fórmulas en la famosa “pantonera”, llamada por ellos “libro de fórmula” o “color book”. “Imaginen”, nos dice Francisco, “una pantonera desarmada y desplegada sobre dos mesas enormes, con cientos de recortes de distintos colores, anotaciones, cambios y ajustes”.

 

Más adelante, en el taller de impresión sucede la magia. Allí se producen las pantoneras de colores fórmula, además de las de colores metalizados y pasteles. Se trabaja intensamente, en tres turnos y sobre diferentes procesos. Por un lado, la mezcla de color. Por otro, la impresión offset a dos cuerpos. ¿Cómo es posible que una sencilla máquina de dos cuerpos imprima los más de 3000 colores que ofrece Pantone? “Bueno, no es una máquina ordinaria, sino que tiene un cabezal especialmente modificado para imprimir 36 franjas de colores diferentes a la vez. Así se imprimen seis o siete pantoneras por pliego”, cuenta Francisco. Más tarde llega el momento de colado, guillotinado, encuadernado, troquelado y empaquetado. “Si bien es un proceso técnicamente muy refinado, la mano del trabajador experto sigue siendo fundamental”, comenta Francisco.

Otros productos, como los chips plásticos, se producen en China y solo se empacan y almacenan en Nueva Jersey. Estos chips están especialmente creados para la fabricación de productos plásticos como juguetes, utensilios, etc.

 

La razón de la existencia

La pantonera de fórmula actual tiene más de 1800 colores, mientras que otros productos como sus catálogos CMYK, metalizados, pasteles, textiles y plásticos llegan a incluir entre 300 y 3000 variantes de color adicionales. A pesar de esta gran variedad, cada año se revisan las fórmulas y se crean nuevos colores. La pregunta, entonces, es por qué.

Según cuenta Francisco, “hay principalmente tres motivos para crear un nuevo color: completar “huecos” en las pantoneras actuales, hallar colores a partir de las diferentes tintas básicas (literalmente a prueba y error) y por último, a pedido de alguna empresa para definir su marca”.

La planta de Pantone, la fábrica de colores, ese sitio en donde todo parece magia y que sin embargo es a la vez centro de autoridad: allí se concibe la emblemática “pantonera”, que rige la vida diaria de diseñadores y otros tantos profesionales.

Cuestión de marcas

“Con el crecimiento del diseño de identidad corporativa, en la segunda mitad del siglo XX creció el interés por mantener la consistencia visual de una marca en sus diferentes formas y expresiones”, resume Francisco. Por ello, algunas “firmas pueden hacer una colaboración con Pantone para generar un color completamente nuevo. Este surgirá a partir de una nueva combinación de las tintas básicas con las que ya trabaja Pantone”, aclara. “Una vez terminado el proceso y seleccionado el color, se procede a registrar la fórmula con la que se obtuvo ese el color, que recibirá un nombre genérico (un código alfanumérico) como el resto de los colores”, agrega. “Uno de los ejemplos más comunes es el azul y el amarillo de Lufthansa”, aporta Francisco.

“Como las leyes de registro de propiedad intelectual no permiten registrar la apariencia del color, lo que se registra son las proporciones de la fórmula realizada con las tintas básicas de Pantone”, dice Francisco.

 

Tela para cortar

Además de regir el mundo los colores en papel, digital o plástico, Pantone también es parte del mundo textil. Conciben los colores en diferentes telas y las venden, mayormente a China, donde los chips son muy populares.

“Los tonos alcanzados son particularmente vibrantes y bellos, especialmente los neones (fluorescentes) y los de alta saturación”, se entusiasma Francisco.

Antes de exportarse a China, o convertirse en un producto de decoración o una prenda, en el taller y sector de textiles se trabaja en el Laboratorio 1, donde se producen las combinaciones de pigmentos y anilinas y se hacen pruebas del teñido en los textiles con tres tipos de configuración diferentes, y en el Laboratorio 2, donde se busca normalizar y estabilizar los pigmentos de las telas obtenidas en el Laboratorio 1. “En el Laboratorio 2 tienen entre 100 y 150 probetas en hileras de diez. En cada hilera prueban un mismo color con diferentes tiempos de teñido. Es una imagen fascinante”, confiesa Francisco.

El proceso pasa por diferentes etapas. Teñido, que consiste en dar color a rollos de tela completos en cubas gigantes. Secado, con centrífugas de gran escala que extraen la mayor parte de la humedad del textil. Almacenado, en grandes estanterías que mantienen los rollos resguardados. Y cortado, de acuerdo a los pedidos recibidos y en una sala extra que se dedica exclusivamente al fraccionado en rollos más chicos.

“Como las leyes de registro de propiedad intelectual no permiten registrar la apariencia del color, lo que se registra son las proporciones de la fórmula realizada con las tintas básicas de Pantone”, dijo Francisco.

Todo termina

Luego de tres horas, la visita de Francisco por la fábrica de Pantone llega a su fin. Los colores, las tintas, las cubas, los rollos de tela, los pliegos con las pantoneras en formación no dejan de acumularse en su retina. Un poco de tranquilidad visual no viene mal luego de haber conocido el lugar donde sucede la magia.