En el último año de la carrera de Diseño Industrial en la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo de la UBA, puntualmente en la materia Tecnología IV, los estudiantes tienen que desarrollar un trabajo práctico anual de concreción. La materia culmina con una exposición abierta a la comunidad en donde se exhiben los trabajos de todos los estudiantes con el objetivo de mostrar a la sociedad parte de la vasta producción que se realiza en la Universidad Pública.

En este contexto, a inicios de 2017, un grupo de estudiantes quería hacer algo que trascendiera la facultad. Franco Di Paolo, Manuel Frontini, Patricio Martínez, Ignacio Ruiz Johnson y Facundo Moura presentaron a sus docentes la problemática de la extracción de aceites esenciales, enfocándose particularmente en la extracción de aceite de cannabis. El tema definitivamente era actual, estaba vigente en la agenda social por el tratamiento de la Ley de Uso Medicinal de la Planta de Cannabis en el Congreso de la Nación.

El proyecto proponía la realización de una máquina que pudiera ser utilizada para la investigación medicinal, y en el planteo inicial estaba destinado a satisfacer las necesidades de extracción de los laboratorios de LAP, una entidad que nuclea los laboratorios públicos que están destinados a la producción del aceite de cannabis y de la investigación, según la Ley de Uso Medicinal.

Luego de 8 meses de trabajo en el proyecto, presentaron el prototipo funcional de Néctar que utiliza como método de producción CO2 en estado súper crítico. El CO2 al pasar por la materia vegetal extrae los aceites esenciales y al bajar la presión deja de ser un súper solvente, deja de estar en un estado súper crítico, y se separa automáticamente del aceite dejándolo puro. Muchas de las piezas funcionales son de acero inoxidable, un requerimiento imprescindible por tratarse de un uso medicinal, y que además permite soportar las altas presiones que se generan en el proceso de extracción. La electrónica se resolvió con una CIAA (Computadora Industrial Abierta Argentina) que utiliza como interfaz con el usuario un display. En comparación con máquinas de su tipología, utilizadas actualmente en laboratorios, Néctar se destaca por sus pequeñas dimensiones que permiten su fácil y práctico trasladado. No es menor agregar que este aspecto diferenciador abre otros posibles campos de implementación, por ejemplo hacer control de calidad de camiones de granos.

¿Cómo funciona?

“Se llena un cartucho con la materia vegetal, después el cartucho se introduce en la cámara de extracción que es donde se realiza el proceso en sí, se fija la máquina con la única llave con la que se aprietan todas las tapas. En la cámara de presurización se coloca el CO2 en estado sólido, que es hielo seco, después en el display se setean presión, temperatura, cantidad de ciclos y duración de los ciclos. Una vez que se completó el proceso se extrae la probeta que es donde queda el aceite esencial y listo” explican con precisión los diseñadores industriales creadores de Néctar.

Néctar no es solo una máquina, es un producto, está diseñado poniendo especial énfasis en cómo se usa, en quién lo usa y en hacer sencilla y segura la manipulación de la materia prima y del producto terminado. Los diseñadores afirman que los electrodomésticos de uso hogareño fueron los referentes para su diseño. Y con seguridad esta puede ser una de las razones que hicieron que el proyecto acaparará no sólo la atención de medios de comunicación nacional e internacional sino también de diversos organismos gubernamentales.

En 2018 ganaron un concurso del Ministerio de Producción de la Nación, llamado Emprendé ConCiencia y participaron de la muestra de INNOVAR y actualmente están en contacto con organizaciones como Mamá Cultiva (fundación sin fines de lucro que tiene por objeto agrupar a madres de niños con epilepsia refractaria, cáncer y otras patologías que no han encontrado una mejoría con la medicina tradicional; buscando impulsar el uso de cannabis medicinal, atendiendo a los maravillosos resultados que esta terapia ha logrado).

El equipo de diseñadores siguió trabajando. Se amplió con la incorporación del ingeniero Ivan Isaack. Trabajaron sobre la factibilidad de producción para lograr bajar los costos de producción y en la actualidad están buscando financiamiento que les permita llegar a producir Néctar. El proyecto no quedó en la Facultad, lograron hacer algo que trascendió. Y se augura que siga creciendo.