Activar el espacio público como súper áreas

Re pensar y re apropiar el habitar

Las ciudades no son superficies estáticas y mucho menos nuestros modos y costumbres de vivir en ellas. Nuestras prácticas cotidianas de una manera directa influyen en estos movimientos. Delinear la circulación y planificar los espacios comunes públicos, privados e íntimos en un futuro inmediato es la cuestión.

Escribe Paola de Titto
Lic. Cs. de la Comunicación UBA
por Enlinea


Entrevistado Emiliano Espasandin
Arquitecto UBA

Que la pandemia causada por el virus del COVID-19 afectó en todos los niveles a las sociedades y su vínculo con el entorno, ya está escrito en los libros. Y si algo salió a la luz es la necesidad de re pensar las ciudades y su modo de circular. Principalmente las dinámicas en barrios como nodos de comunidades con espacios verdes y en edificios con o sin balcones, con o sin patios, con o sin espacios comunes exhibieron la necesidad de habitar la diversidad que cada uno de sus actores precisa.

Entonces a río revuelto, nuevas ideas y oportunidades. O al menos eso es lo esperable. Para pensar los posibles cambios que experimentan muchas ciudades post pandemia y cómo serán estos nuevos vínculos, nos propusimos desde Enlinea dialogar con diferentes especialistas en urbanismo y arquitectura para condensar sus ideas en sucesivas notas.

Aquí el arquitecto Emiliano Espasandin; docente, Director de PALO Arquitectura y un estudioso de la innovación urbana al hablar de ciudades inteligentes, invita a reflexionar sobre las ciudades. Aquellas que ya estaban en transición y que la pandemia fue el empujoncito necesario para plantear un cambio de paradigma y la redefinición de usos y costumbres.

A un año y medio de la pandemia ¿Es inminente hablar de un cambio de paradigma en los proyectos urbanos de ciudades cosmopolitas?

En contextos de superficies activas y dinámicas ¿Qué es aquello que cambia?

La reactivación del uso de la vía pública, durante la pandemia en diferentes latitudes, se dió con un borramiento del límite entre calle y vereda. Para Espasandín eso es respetable pero el cambio no tiene que venir desde el privado. “Es clave activar primero el espacio público porque luego el privado se va acomodando. Si una cualidad se destaca en todo centro urbano es el de poder acomodarse a esa evolución. Pero es el Estado el que puede ser parte de esa reactivación y ser parte de ese producto que puede llegar a activar de maneras diferentes”.

Ampliemos el concepto de calles como «superficie activa».

¿Qué soluciones trae la re configuración de los espacios públicos?

Áreas peatonales transitorias en Buenos Aires

Desde septiembre del 2020 vecinos y vecinas, respetando el distanciamiento social y en cumplimiento de los protocolos de seguridad sanitaria dispuestos en la Argentina, los días viernes, sábados y domingos pueden caminar y sentarse a comer en mesas dispuestas con demarcaciones especiales sobre calles cortadas al tránsito vehicular.

El Ministerio de Espacio Público e Higiene Urbana generó las nuevas áreas peatonales transitorias en barrios como Retiro, San Telmo, San Nicolás, Recoleta, Almagro, Balvanera, La Boca, Boedo, Parque Chacabuco, Villa Riachuelo, Liniers, Villa Luro, Floresta, Villa Devoto, Villa Urquiza, Belgrano, Palermo y Chacarita.

Áreas peatonales transitorias en ciudades del mundo

La ciudad de Madrid que basa su identidad en los bares y sus terrazas en las calles (según los datos del propio ayuntamiento hay 6.400, es decir 10 terrazas por cada kilómetro cuadrado). En Bogotá, por ejemplo, el programa ‘A Cielo Abierto’ nació como una alternativa para mantener a flote los locales gastronómicos.

Hoy Espasandín, desde Boise la capital del estado de Idaho al este de Estados Unidos, analiza la implementación de ciertas tendencias como una conquista del significado histórico de las calles. Mientras dedica sus horas a diseñar y pensar proyectos de planeamiento urbano desde la innovación tecnológica no duda en plantear que desde hace años la calle dejó de tener sentido como espacio de socialización; donde pasan cosas, para concebirse como superficie al servicio de la circulación principalmente sobre ruedas.

“A mediados del siglo pasado las ciudades comenzaron a priorizar el transporte y gran parte del espacio público pasó a ser de los vehículos. Hoy las calles son lugares de traslado colonizado por vehículos que antes eran espacios compartidos por cada vecino”.

Potenciar superficies activas como espacios comunes donde pasan cosas

Su apuesta principalmente se refiere a la transformación de las grandes ciudades para volverlas más amigables y más serviciales al qué hacer de las comunidades. Y también en algún punto al surgimiento de ciudades intermedias con alternativas. Pero su pensamiento lo conduce a reflexionar sobre la necesidad de planificar y poner en acción “Ciudades Inteligentes” donde el espacio público sea protagonista y donde el sentido de las calles se reformule para expandir su función: no como lugar de paso y circulación sino de uso y permanencia productiva.

Si hablamos de ciudades más caminables ¿El cambio comienza desde la pequeña escala en los barrios o pueblos?

En la re-significación de los espacios urbanos. ¿Qué rol e impacto tiene la inclusión del uso de ciertas tecnologías?

¿Hay una convivencia de movilidad eléctrica, bicicletas, vehículos autónomos y servicios públicos?

“La información en tiempo real y la tecnología móvil ya son parte de nuestra vida cotidiana y funcionan como piezas indispensables para mejorar los sistemas que existen en la ciudad”

Redefinir la eficiencia al servicio del diseño del espacio público para que se den otras actividades

No solo los meses más duros del aislamiento social exhibieron la desolación en ciertos barrios. El regreso a la semipresencialidad laboral y la incipiente reactivación comercial dejaron a la luz las realidades de ciertas zonas urbanas de la Ciudad de Buenos Aires. Y en consecuencia, han surgido ideas para promover mayor presencia de viviendas propias o de alquiler y diversidad de comercios en un mix de áreas públicas y privadas.

Barrios como el Microcentro demarcados por edificios de oficinas, torres comerciales y micro comercios, instalados para un consumo casual y circunstancial durante la jornada laboral, se vieron afectados por tener un único sentido de ser. Aquí, claramente se evidencia una de las preguntas retóricas que se hace Espasandín ¿Si no tenes qué hacer en un barrio para qué ir o transitarlo?

El microcentro antes de la pandemia ya había perdido su parte sugestiva. ¿Cómo te va a seducir ir a un lugar donde lo único que podes hacer es trabajar y las cosas más importantes las vas trasladando a otros sectores?. Hoy el problema de un microcentro vacío se debe a que perdió su actividad principal. Que es que la gente vaya”.

Fodus como instrumento económico y urbanístico para impulsar iniciativas públicas, privadas y mixtas.

En el mes de julio de este año Álvaro García Resta, Secretario de Desarrollo Urbano de la Ciudad, públicamente enfatizó sobre la idea de repoblar el centro porteño y los barrios de San Nicolás, Montserrat y Retiro para buscar un equilibrio entre lo comercial y lo habitacional con el apoyo de la creación de un Fondo de Desarrollo Urbano Sostenible (Fodus). Hoy en el microcentro el 63% corresponde a oficinas mientras que el espacio de viviendas representa un 20%. Para el arquitecto y docente de Posgrado en el Programa de actualización Diseño Urbano Antropológico / Ciudades desde la gente en la FADU, el proyecto de residencialización de este tipo de zonas puede convertirse en un potencial lugar de vivienda e interés para jóvenes y también adultos mayores.

Conocé más sobre el proyecto

Los barrios como "unidades mínimas"

El regreso a un “modo de vida local”, donde caminando o en bicicleta cada habitante de una ciudad pueda tener acceso a la mayoría de sus necesidades esenciales, data de urbanistas como Clarence Arthur Perry quien en Estados Unidos ideó un esquema de comunidad residencial como Plan de Unidad de Vecindario.

Reconversión y no maquillaje

“El espacio público que retoma la idea del minuto por calle, donde en cada calle/minuto pasan cosas, puede plantearse como un espacio para trabajar, para la salud, de reacción o de mitigación, para esparcimiento verde o para vivir como resultado a algo temporario o para cuestiones comerciales y que no dependan del privado” sostiene de manera contundente Espasandin.

Queda claro entonces que activar las calles peatonales si en ellas no pasa nada no tiene sentido alguno. En este punto, donde toma valor que las cosas necesariamente tienen que pasar en cada cuadra, es oportuno retomar el concepto de las “ciudades de 15 minutos”. Este concepto tiene sus años de visibilidad e implementación en ciudades pequeñas y la llegada de la pandemia del coronavirus lo posicionó como punta de lanza para los barrios de las grandes.

¿Hasta llegar a la escuela, médico o parque qué otra cosa puedo hacer? Preguntas como estas entran en crisis si al no tener mucho para hacer es probable que mi interés en caminar baje radicalmente. Definitivamente, pensar en ciudades de 15 minutos implica privilegiar las proximidades y brindar la posibilidad de crear nuevas dinámicas en cada barrio.

La densidad de barrios funcionales con escala y tamaño humano resignifica el sentido de la proximidad y la intensidad social. Y puede responder a necesidades principales como vivir, trabajar, abastecerse, descansar, cuidarse y educarse. En consecuencia implica un modo de vivir social inclusivo, un modelo económico de diversificación de servicios y una propuesta ecológica al evitar el uso de medios de transporte contaminantes.

“Estamos en una bisagra y eso creo que es lo interesante. Yo no creo que sea un tema de regulación, porque a nadie vas a convencer de hacer algo que no le interesa, yo creo que es un tema de reactivar espacios de manera urbana para que se puedan transformar situaciones que hoy estaban al servicio de un solo sistema. Los productos, las innovaciones y las tecnologías tienen que ponerse al servicio de la ciudad y si eso da como resultado que el espacio público tiene que transformarse radicalmente: esa es la solución y ese es el cambio de paradigma”.

¿Hay similitudes en los cambios de paradigma de las ciudades?

Con tu experiencia como urbanista ¿Cuál es tu mirada sobre lo hecho y sobre lo que se podría hacer en Buenos Aires?

MINIBIO

Emiliano Espasandín

Arquitecto UBA. Director y fundador de PALO arquitectura, estudio dedicado a proyectos y desarrollos urbanos especializado en diseño corporativo y planeamiento urbano.

Participó en la muestra Our Cities Ourselves organizada por Institute for Transportation and Development Policies (organización para crear soluciones sustentables de transporte).

Fundó en 2021 la empresa de arquitectura y consultoría de diseño urbano, innovación y tecnología UIO Urban Innovation Office con sede en Boise (Idaho) EUA.