Entrevista a Lux Moreno

«Tenemos una
deuda con el cuerpo»

Entrevista a Lux Moreno

«Tenemos una
deuda con el cuerpo»

Lux Moreno es activista gorda y autora de Gorda vanidosa: sobre la gordura en la era del espectáculo, libro que llegó el año pasado a las librerías para causar revuelo. Pero revuelo del bueno, de ese que mueve las estanterías y hace tambalear los pilares de la sociedad que entre todos hemos creado. Cómo somos, cómo cambiar y hacia dónde vamos son algunos de los interrogantes que nos planteamos en esta entrevista.

Cuerpos gordos, flacos, diversos, femeninos, masculinos, gestantes, mediáticos, fetichizados, culturales, mirados, criticados, deseados, rechazados, temidos… Existimos gracias a nuestro cuerpo y, sin embargo, estamos en deuda con él. De eso y más conversamos con Lux Moreno, activista gorda y autora del libro Gorda vanidosa: sobre la gordura en la era del espectáculo, publicado en 2018.

Lux es profesora en Educación Superior y Media en Filosofía por la Universidad de Buenos Aires, especializada en el Programa de Actualización en Comunicación de Géneros y Sexualidades (Facultad de Ciencias Sociales, UBA) y trabaja en el Programa Reconstruyendo Lazos del GCBA. Y fue gorda durante 20 años. Por eso, y por otras tantas razones más, escribió el libro. Hoy, tras someterse el año pasado a un bypass gástrico por cuestiones de salud (para evitar un cáncer de estómago), su cuerpo es delgado. Pero su activismo gordo no. “¿Ahora que vos ya no sos gorda, podés seguir siendo activista gorda? Sí, la verdad es que sí”, cuenta Lux que le suelen preguntar por estos días y repite enfáticamente su respuesta.

“El activismo gordo no tiene que ver con parecer una persona gorda, o con acreditar tantos kilos como para hacer una denuncia pública sobre los cuerpos diferentes. Más que nada porque tengo una experiencia de más de 20 años teniendo otra corporalidad”, explica.

¿Qué te pasó a vos y qué pasó con el libro una vez que fue publicado?

Fue una situación bastante interesante porque no estaba en mis expectativas. No pensaba escribir un libro sobre activismo gordo, se dio la oportunidad y me catapultó a escribir unas cuestiones que estaban dado vueltas. Como una especie de deuda conmigo también. Y que tenía que ver un poco con la experiencia de lo que fue para mi ser gorda todos estos años y darle un cruce con algo que es lo que yo hago. Que es hacer teoría. Por un lado, a mi me pasó eso y por el otro, a los diez días de que salió el libro a la calle me tengo que hacer un bypass gástrico. Con lo cual la metamorfosis en mi cuerpo arrancó muy locamente después de esa operación. Bajé de peso y ahora que sigo recuperándome, sigo perdiendo peso. Entonces pasaron dos cosas. Una, que las temáticas respecto al cuerpo, al activismo gordo, que estaban estallando y apareciendo más en el terreno de lo público, hizo que me llamaran de todos lados, pero al mismo tiempo había gente que me decía que yo no era gorda.

¿Cómo fue el proceso de escribir el libro?

Creo que es un libro que venía hacia años en mi cabeza. No sé si en formato libro, pero sí el recorrido teórico que le estaba dando al tema. Fue difícil retratar una experiencia de más de 20 años siendo violentada por cuestiones del cuerpo, contar mi situación de bulimia y anorexia a los 16 años. Creo que fue duro para mi y para quienes me conocían. Mi papá cuando leyó el libro se sintió muy conmovido, como si no hubiera registrado esa situación. Y me parece que está muy naturalizado, en el mundo de los adultos, ser adolescente y tener la mirada sobre el cuerpo. Son lugares muy difíciles, muy áridos. Me parece que poder dar cuenta de una experiencia así no es sencillo.

¿Crees que el tema de la gordura en general y lo que plantea el activismo está instalado o se está instalando?

El tema de la gordura es un tema que está instalado pero está in-visibilizado. Y lo que empezó a pasar a partir de que hubiera más repertorios, como Cuerpos sin patrones (NdR: una compilación de Laura Contrera y Nicolás Cuello), como mi libro y todas las movidas que se empezaron a hacer dentro del feminismo (y por fuera de él) sobre el cuerpo es que se empezó a poner en relevancia una pregunta sobre la decisión, sobre la autonomía y la soberanía corporal. En algún punto, todo lo que está pasando con esta nena de Tucumán, que la hicieron parir obligatoriamente, nos hace pensar hasta qué punto tenemos muy in-visibilizada esa situación con el cuerpo. Que de repente no se puede tal cosa. Hay un hecho violento, una violación sobre el cuerpo, que incluso con el marco de la ley no puedas hacer una ILE. A mi siempre que me preguntan sobre el aborto yo estoy a favor de que el aborto sea legal, seguro y gratuito. Y yo decía una cosa, que no es suficiente, porque aunque tengamos abortos legales, hay normativas que siguen funcionando, que hacen que nuestros cuerpos sean considerados mercancía u objetos que son fetichizados. Podemos hacer una ley recontra progre y esa ley es para personas con órganos gestantes, es decir que no necesariamente enmarque a las feminidades y sin embargo: cómo haces culturalmente o como país para implementarlo?. Y, es bastante complicado. Culturalmente tenemos una deuda con el cuerpo.

Lux es profesora en Educación Superior y Media en Filosofía por la Universidad de Buenos Aires, especializada en el Programa de Actualización en Comunicación de Géneros y Sexualidades (Facultad de Ciencias Sociales, UBA). Es, además, activista gorda y por la diversidad corporal.

Ph: Valeria Sigal

Ilustración de portada:
@bbywacha

«En algún punto, todo lo que está pasando con esta nena de Tucumán, que la hicieron parir obligatoriamente, nos hace pensar hasta qué punto tenemos muy invisibilizada esa situación con el cuerpo.»

¿De qué se trata esa deuda?

Dejamos el cuerpo en este lugar tan pormenorizado. Aunque tengamos derecho a poder abortar, van a seguir habiendo estereotipos de belleza. Hay una pregunta que se manifiesta en el reclamo, que es sobre el cuerpo, no se manifiesta en cualquier lado. Pedir la legalización del aborto no es voy a poder comprar Lebac, tiene que ver con un derecho de soberanía sobre el cuerpo. Hay que ver cómo lo logramos y cómo va a impactar. Me parece que por eso tiene tanta relevancia el tema del activismo gordo, la discusión sobre el cuerpo, porque se habilita una pregunta sobre el cuerpo.

¿Vamos a llegar a un estereotipo más amigable, tolerante, diverso o ya de por sí que exista un estereotipo está mal?

De por sí estereotipo está mal. Creo que no podemos zafar de que existan estereotipos, pero podemos ser mucho menos violentos y fóbicos con los otros, tener prácticas un poco amigables con la otredad. Algo que no estaría sucediendo. No puedo creer que yo me operé para no tener cáncer de estómago y sigo yendo a un local a comprarme ropa y tengo los mismos problemas que tenía con 50 kilos más, no conseguir talle. Pero sí estoy viendo una apertura en lo cultural. Esto es como todo. A algo nos va a llevar esto que está pasando, en el sentido de qué va a pasar con el activismo gordo, con los movimientos de mujeres. Lo que sí puedo decir que está pasando es que hay un cambio, y que se aspira a un cambio de mentalidad, pero esto no es fácil. La gordofobia es algo que está internalizado, horizontalizado en todos los niveles de la vida y en los lugares más progres. En la diversidad sexual también funciona la gordofobia. Hay un largo trecho… Pero no me parece menor que lo social va a pasar por eso. Yo no creo en la solución bolche de que mañana no vaya a haber un estereotipo de belleza vaya a suceder.

Portada del libro «Gorda Vanidosa»
Libro disponible haciendo click acá

Ley de Talles Nacional

En Argentina existen 14 leyes provinciales lo que hace que para una marca nacional, con locales en más de una provincia, sea imposible adaptar su tabla de talles y campañas. Desde la ONG Any Body Argentina junto a la diputada nacional Victoria Donda presentaron, el año pasado, en la Cámara de Diputados el proyecto de Ley de Talles Nacional, previendo la creación del Sistema Único Normalizado de Identificación de Talles de Indumentaria, para que las personas puedan comprar ropa con facilidad y sin prejuicios sobre su cuerpo.

El proyecto pretende que en todos los locales de indumentaria haya un mínimo de ocho medidas disponibles. Esos talles serán resultado de un “estudio antropométrico” que el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) viene llevando a cabo. Se trata de una medición de los cuerpos de los argentinos, que debería dictaminar cuántos centímetros tiene que tener el talle más chico y cuántos el más grande. En su última encuesta anual la ONG reveló que el 69,5 % de las personas de entre 11 y 88 años no encuentran ropa de su talle. El jueves 21 de marzo el proyecto se aprobó con 51 votos a favor. Ahora la Cámara de Diputados deberá convertirlo en ley.

¿Cómo es esta apertura? ¿Es equitativa esta mirada más abierta?

Creo que la mirada más abierta empieza a aparecer en los lugares un poquito más progres del pensamiento, que están más ligados a la diversidad sexual, al feminismo.

Recién hablabas de un “largo trecho” a recorrer…

Sí, hay que indagar en las condiciones en las cuales estamos violentando a unos cuerpos por sobre otros, porque hay condiciones de posibilidad de eso. Esas condiciones tienen que ver con que hay jerarquías de unos cuerpos sobre otros. Cuando usan la atenuante, gordita (ita), es aún más gordofóbico que decir “gorda”. Como si no fuera violento que digan “gordita”. Me parece que está apareciendo la discusión. Y que aparezca la discusión es bancar qué va a aparecer en esa discusión. ¿Por qué digo “bancar”? Porque por un lado el activismo gordo empieza a crecer un montón y hay gente que sí da cuenta de quiénes vienen trabajando y haciendo cosas desde hace un montón de tiempo, y también hay nuevos personajes que se transforman a sí mismos como los grandes fundadores de un movimiento que ya tiene una historia.

«No puedo creer que yo me operé para no tener cáncer de estómago y sigo yendo a un local a comprarme ropa y tengo los mismos problemas que tenía con 50 kilos más, no conseguir talle»

¿Cómo es el activismo gordo? ¿Hay distintas vertientes?

El activismo gordo tiene varias vertientes, está el fat body positive, que tiene que ver con llevar al lugar positivo el estereotipo del cuerpo diferente. Es decir, los gordos también tenemos una vida posible, vivible; no tenemos que ser segregados. Y por otro lado la perspectiva crítica que sí aborda cuestiones más profundas, es decir cuáles son las condiciones de posibilidad de esta violencia hacia los cuerpos distintos. Qué es lo que habilita que alguien venga y me diga cualquier cosa si yo tengo un cuerpo gordo.

¿Qué proponés como activista gorda? ¿Cuál es tu misión, tu deseo y tu línea de trabajo?

Lo que propongo, en un sentido fuerte y en un sentido teórico, es no solo ver las condiciones por las cuales somos oprimidos, sino también dar cuenta de que esas opresiones no son un sola sino que son varias, son interseccionales, que tienen que ver con la clase social, con el lugar en el que estamos, con las políticas públicas. Tienen que ver con varias cuestiones y al tener que ver con varias cuestiones, que no es menor, tiene que ver con nuestras prácticas diarias. Uno tiene que repensar, rever, ponerse al hombro la situación y ver si “mis prácticas” también son gordofóbicas, qué estoy haciendo yo, si estoy abonando a que esto se siga perpetuando eternamente o qué estoy haciendo. Creo que como activista colaboro en el sentido de generar teoría, que es algo bastante complejo y esta bastante denostado. Y hacer teoría en Argentina no es sencillo.